sábado, 30 de enero de 2010

SALMAN RUSHDIE


Salman Rushdie
Un comentario suspicaz e hilarante de uno de mis lectores ha despertado en mí unas sonoras carcajadas esta mañana, él ha dicho: Yo sospecho que el decreto religioso del ayatolá Jomeini condenando a muerte a Salman Rusdie no es por atacar la figura de Mahoma en Versos Satánicos sino por lo mala que es. “Versos satánicos” es una de las novelas más importantes del siglo XX, un poemario itinerante que saca chispas y lustre a la sensibilidad, a la lírica y a la locura, con algunas connotaciones dantescas. Rushdie fue objeto de burlas y desprecios xenófobos durante su juventud en Londres; allí, en aquellos tiempos, era un indio intruso en país extranjero. Y supongo que sintió consuelo cuando le salieron estas palabras, insertadas en la novela que nos ocupa: Los engañó del modo que un ser humano sensible puede convencer a los gorilas para que lo admitan en su familia, para que lo acaricien y lo mimen y le metan un plátano en la boca. Está llamando “gorilas” a los británicos y se jacta de haber burlado su hipocresía haciendo que lo admitieran en su sociedad literaria. Creo que actualmente, Rushdie es el presidente de la Royal Society of Literature; es, además, uno de los escritores más reputados del mundo. Un corte de manga para sus enemigos y detractores. Con los "Versos satánicos", uno puede captar una prosa poética que embellece y coloca una aureola luminosa a la novela. Por ejemplo:

… sus labios eran pálidos y no rojo sangre; su cabello, rubio-hielo en lugar de azabache, y sus ojos, no grandes e inocentes sino entornados por la costumbre de evitar el reverbero de la nieve…