Esa nube de
ceniza que cubre Europa puede que sea una deyección normal de la diosa Gaia.
Tal vez por el empacho de un guiso de judías pintas con chorizo. Cosas normales
que producen ventosidades; pero, en este caso, con más dimensión por tratarse
de ella, la diosa griega de la tierra con un visible desliz. Es una explicación
fácil: mitológica o científica, qué más da. No puedo evitar el recuerdo de otra
nube invisible que mató a media Europa, allá en el siglo XIV; aunque nada
tienen que ver la una con la otra. La de ahora sólo deja en tierra a los
aviones, y la de entonces era peste bubónica asesina. La de ahora genera las
protestas normales de los que pretenden viajar y no pueden, de los que se
quedan tirados en los aeropuertos, y la de entonces generaba muertos por
doquier, además de los gritos de los curas predicando que se trataba de una
maldición divina y que la única manera de salvarse era entregar todos los
bienes a la iglesia católica para que, ante el inminente óbito, dios permitiera
su entrada en reino de los cielos. Así que siempre hay quien saca provecho de
las cosas. La iglesia católica se quedó con las propiedades de media Europa, y
de este modo, hoy en día, aún pueden permitirse la compra de los pisos más
lujosos del centro de las ciudades para sus fiestas.