jueves, 27 de noviembre de 2014

TRES CURAS Y UN SEGLAR


Este título podría ser el de una rondaia con las aventuras de gente buena y sus anécdotas, aunque hubiera demonios y gigantes; pero no es así. Se trata del título de un artículo de prensa que habla de tres curas y un seglar investigados por delitos de pederastia. Un asunto que ocupa muchos titulares en todos los medios de comunicación. Estos delitos causan daños difíciles de reparar en las víctimas y un corrosivo estupor a los que leemos las noticias. Se trata de un problema muy antiguo: el emperador Tiberio llamaba pececitos a sus víctimas y mandaba tirarlos por un acantilado de la isla de Capri cuando quería renovar la compañía. Y ya en la edad media atribuían esta maldad a los íncubos y a los súcubos. Parece que no hay solución para tal iniquidad, ni siquiera la castración (química o quirúrgica) parece dar resultado, así que los eunucos tampoco serían de fiar. Ante esta situación, y dado que muchos de los casos actuales se atribuyen a los clérigos, uno se pregunta si los votos de castidad sirven para algo, si el celibato no es un cruel anacronismo que daña el cerebro a algunos de los que, seriamente, han hecho votos para vivir en contra su propia naturaleza, pero uno se pregunta tantas cosas…

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA NATURALEZA HUMANA


Se trata de un concepto sobre el que se han posicionado muchos filósofos. Darwin decía que podía cambiar con el tiempo, Rouseau que era maleable; Hegel, Nietszche y Sartre, entre otros, lo pusieron en entredicho; y la psicología moderna no se define. Y nosotros, la gente de la calle, ¿qué tenemos que pensar? Pues yo creo que empezamos a pensar que la naturaleza humana, entre otras cosas, tiene una mancha que no varía con el tiempo, que no es maleable y que se hace ostensible cada día en televisiones y periódicos: la corrupción. No podemos complacernos apuntando nuestras miradas inquisidoras hacia los políticos porque somos nosotros quienes los hemos elegido para que nos representen, y ahí sí que tendrían razón algunos filósofos sobre la maleabilidad del término. El empirista David Hume gastó toneladas de tinta escribiendo tratados sobre la naturaleza humana, creo que fueron tres tomos de unas mil páginas cada uno. Lo desmenuzó todo, buscando las partículas más pequeñas de la conducta. Uno puede entretenerse y reflexionar con estos tratados, pero al final la sabiduría popular siempre es más sabia (a pesar del comentario de Einstein), esa sabiduría popular creo que le diría a Hume:

No le des tantas vueltas: la cabra tira al monte.