lunes, 11 de marzo de 2024

EXTRAPOLAR

 




La RAE dice que esta palabra se usa cuando se aplican a un ámbito determinado conclusiones obtenidas en otro. Puesto que toda la sabiduría filosófica de la humanidad no conduce a nada cuando se trata de averiguar quién nos ha creado, quién ha creado el universo, quién ha creado nuestro planeta y otros planetas, quién ha creado las galaxias; no veo más recurso que la extrapolación. Y buscando antecedentes encontramos a un grupo de filósofos alemanos del siglo XIX que se hicieron llamar Naturphilosophen (filósofos de la naturaleza). De ellos recuerdo que querían ver el planeta tierra como un ser vivo. Luego al preguntarnos qué estaban extrapolando vemos que un ser humano, por ejemplo, aloja miles de millones de seres vivos en su interior. He buscado cuántos seres viven en nuestro cuerpo y me encuentro con lo siguiente:

 

"Se ha calculado que un humano tiene cerca de 37 billones (millones de millones) de células corpóreas y por cada una de ellas hay cerca de 1,3 bacterias, es decir, unas 48 billones. Esto sin contar el número de virus, que ronda en unos 60 billones”.

 

A partir de esta premisa yo quiero ir más allá estableciendo la Teoría de la Hormiga. El planeta tierra puede ser un ser vivo si extrapolamos la composición química de un ser humano con la composición química del planeta tierra comparando la cantidad de seres vivos que habitan la tierra con la cantidad de seres vivos que habitan el cuerpo humano. Así habría que preguntarse qué piensa cualquiera de los cerca de cien billones de seres vivos que habitan en nuestro cuerpo respecto a su mundo, a su galaxia: no piensa nada porque su ser no es capaz de comprender nada ni siquiera de plantearse nada en este sentido. Y continuamos preguntándonos qué piensa una hormiga respecto de su mundo, qué piensa de la vida: no piensa nada. Eso es lo que nosotros creemos, pero no es cierto. Los seres vivos piensan de acuerdo a lo que son y podemos deducir claramente que una hormiga no es consciente de la vida ni de la muerte, sencillamente existe. Una bacteria, lo mismo: nace, se reproduce (fisión binaria) y muere sin ser en absoluto consciente, igual que la hormiga, de cuál es su casa ni del planeta en el que vive. Le podemos explicar a una hormiga que nuestro planeta da vueltas sobre sí mismo y también alrededor del Sol, pero ella no se enterará de nada, no será ni siquiera consciente de la existencia de los seres humanos, no los ve ni los escucha. Y ahora, extrapolando, podemos pensar que si alguien  ha creado el universo, por mucho que nos quiera explicar no lo entenderemos, ni siquiera seremos conscientes de que nos están explicando cosas, ni siquiera podemos ver a nadie que nos está explicando algo. Y es que, realmente,   si hay alguien que ha creado el universo está más distante de nosotros que una hormiga respecto de un ser humano. Si continuamos extrapolando sin contaminación religiosa en la cabeza podremos entender algo, no mucho; podremos entender que no somos nada frente al universo y que a su vez somos el universo de una bacteria. La bacteria no puede entender su universo ni los humanos podemos entender el nuestro. A partir de aquí resultaría que la extrapolación más brutal, pero no necesariamente desbaratada, sería pensar que nuestra galaxia puede que sea una simple molécula de algo que no podemos ni imaginar, así que conviene relajarse y olvidar todo eso, no sirve de nada pensar en estas cosas. No hay nadie que juzgue nuestra conducta más que nuestra conciencia y las leyes, las leyes que son la muestra más fehaciente de nuestra evolución y la prueba más corrosiva de nuestras imperfecciones. La estúpida arrogancia de los seres humanos nos ha llevado a pensar que somos importantes respecto al mundo, al universo… que incluso hay un dios que juzgará nuestra conducta al morir.  Los humanos no somos más que simples bacterias microscópicas respecto a nuestro universo, pero cada cual es libre de creer en la estupidez que más le guste.

 

 

martes, 13 de febrero de 2024

UN MUNDO FELIZ

 



Es el título del mundo distópico creado por Aldous Huxley. Un mundo en el que se ha resuelto todo: las enfermedades, el sufrimiento, las preocupaciones, etc. Pero se ha tenido que eliminar la libertad de pensamiento, el pensamiento crítico y la iniciativa privada. Las personas se crean en laboratorios con las características adecuadas para cada función. El sexo es sólo una diversión, así que las mujeres no quedan embarazadas. Se trata de una perspectiva horrible que podría corregir las barbaridades humanas para trasladarnos a un mundo perverso infinitamente peor. Y ese mundo que tenemos ahí ¿acaso no es una barbaridad? Todo es una barbaridad, es una calma tensa que me recuerda el ambiente maravilloso que la buena literatura ha fotografiado, por ejemplo, de Viena o de París en los años posteriores a la primera guerra mundial. Terrazas llenas de gente bien vestida tomando un aperitivo. Teatros con grandes anuncios de sus funciones. Señoras elegantes del brazo de sus maridos paseando por los bulevares. Una preciosa perspectiva: el amor, la familia, los niños jugando. Una chica muy bonita vestida de blanco paseando por El Retiro de Madrid con el chico con el que se va a casar. La segunda guerra mundial reventó los  sueños y ahora, después de tantos años en los que las guerras están muy localizadas, estamos en una calma tensa porque estas guerras se pueden extender fácilmente por las dos partes sobre las que ya escribí, las dos partes irreconciliables, las dos maneras de ver las cosas aferradas a un antagonismo perpetuo más encaminado al enfrentamiento que a la defensa de sus propios ideales. El proselitismo de la docencia no busca una aproximación a lo opuesto sino que persigue el distanciamiento inicuo de las dos partes. A partir de este contexto nace el germen maldito que aplaude las iniciativas del odio, un odio que saca sus alfanjes relucientes y salvajes para cercenar carne humana. Tenemos las dos partes enfrentadas en todos los lados, desde los pequeños círculos de personas que se pelean acaloradamente por sus ideas hasta el mundo entero: Occidente contra Oriente: Rusia contra EEUU, judíos contra musulmanes. Si la docencia en todo el mundo buscara una aproximación de las dos partes podríamos tener una perspectiva de futuro para nuestros descendientes, pero esto no ocurrirá y será la IA la que recogerá los pensamientos de Aldous Huxley para crear un mundo feliz en el que no se permita a los humanos luchar contra sus hermanos por unos ideales estúpidos e inconsistentes. Tal vez Groucho Marx ya nos daba el camino a las soluciones que nunca llegarán. Él dijo: Estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros.  Aquí nos matamos por nuestros principios y después ¿qué? Si hay vida después de la muerte el reconocimiento de nuestra estupidez será el fuego bíblico que quemará nuestras entrañas eternamente.