lunes, 11 de marzo de 2024

EXTRAPOLAR

 




La RAE dice que esta palabra se usa cuando se aplican a un ámbito determinado conclusiones obtenidas en otro. Puesto que toda la sabiduría filosófica de la humanidad no conduce a nada cuando se trata de averiguar quién nos ha creado, quién ha creado el universo, quién ha creado nuestro planeta y otros planetas, quién ha creado las galaxias; no veo más recurso que la extrapolación. Y buscando antecedentes encontramos a un grupo de filósofos alemanos del siglo XIX que se hicieron llamar Naturphilosophen (filósofos de la naturaleza). De ellos recuerdo que querían ver el planeta tierra como un ser vivo. Luego al preguntarnos qué estaban extrapolando vemos que un ser humano, por ejemplo, aloja miles de millones de seres vivos en su interior. He buscado cuántos seres viven en nuestro cuerpo y me encuentro con lo siguiente:

 

"Se ha calculado que un humano tiene cerca de 37 billones (millones de millones) de células corpóreas y por cada una de ellas hay cerca de 1,3 bacterias, es decir, unas 48 billones. Esto sin contar el número de virus, que ronda en unos 60 billones”.

 

A partir de esta premisa yo quiero ir más allá estableciendo la Teoría de la Hormiga. El planeta tierra puede ser un ser vivo si extrapolamos la composición química de un ser humano con la composición química del planeta tierra comparando la cantidad de seres vivos que habitan la tierra con la cantidad de seres vivos que habitan el cuerpo humano. Así habría que preguntarse qué piensa cualquiera de los cerca de cien billones de seres vivos que habitan en nuestro cuerpo respecto a su mundo, a su galaxia: no piensa nada porque su ser no es capaz de comprender nada ni siquiera de plantearse nada en este sentido. Y continuamos preguntándonos qué piensa una hormiga respecto de su mundo, qué piensa de la vida: no piensa nada. Eso es lo que nosotros creemos, pero no es cierto. Los seres vivos piensan de acuerdo a lo que son y podemos deducir claramente que una hormiga no es consciente de la vida ni de la muerte, sencillamente existe. Una bacteria, lo mismo: nace, se reproduce (fisión binaria) y muere sin ser en absoluto consciente, igual que la hormiga, de cuál es su casa ni del planeta en el que vive. Le podemos explicar a una hormiga que nuestro planeta da vueltas sobre sí mismo y también alrededor del Sol, pero ella no se enterará de nada, no será ni siquiera consciente de la existencia de los seres humanos, no los ve ni los escucha. Y ahora, extrapolando, podemos pensar que si alguien  ha creado el universo, por mucho que nos quiera explicar no lo entenderemos, ni siquiera seremos conscientes de que nos están explicando cosas, ni siquiera podemos ver a nadie que nos está explicando algo. Y es que, realmente,   si hay alguien que ha creado el universo está más distante de nosotros que una hormiga respecto de un ser humano. Si continuamos extrapolando sin contaminación religiosa en la cabeza podremos entender algo, no mucho; podremos entender que no somos nada frente al universo y que a su vez somos el universo de una bacteria. La bacteria no puede entender su universo ni los humanos podemos entender el nuestro. A partir de aquí resultaría que la extrapolación más brutal, pero no necesariamente desbaratada, sería pensar que nuestra galaxia puede que sea una simple molécula de algo que no podemos ni imaginar, así que conviene relajarse y olvidar todo eso, no sirve de nada pensar en estas cosas. No hay nadie que juzgue nuestra conducta más que nuestra conciencia y las leyes, las leyes que son la muestra más fehaciente de nuestra evolución y la prueba más corrosiva de nuestras imperfecciones. La estúpida arrogancia de los seres humanos nos ha llevado a pensar que somos importantes respecto al mundo, al universo… que incluso hay un dios que juzgará nuestra conducta al morir.  Los humanos no somos más que simples bacterias microscópicas respecto a nuestro universo, pero cada cual es libre de creer en la estupidez que más le guste.

 

 

martes, 13 de febrero de 2024

UN MUNDO FELIZ

 



Es el título del mundo distópico creado por Aldous Huxley. Un mundo en el que se ha resuelto todo: las enfermedades, el sufrimiento, las preocupaciones, etc. Pero se ha tenido que eliminar la libertad de pensamiento, el pensamiento crítico y la iniciativa privada. Las personas se crean en laboratorios con las características adecuadas para cada función. El sexo es sólo una diversión, así que las mujeres no quedan embarazadas. Se trata de una perspectiva horrible que podría corregir las barbaridades humanas para trasladarnos a un mundo perverso infinitamente peor. Y ese mundo que tenemos ahí ¿acaso no es una barbaridad? Todo es una barbaridad, es una calma tensa que me recuerda el ambiente maravilloso que la buena literatura ha fotografiado, por ejemplo, de Viena o de París en los años posteriores a la primera guerra mundial. Terrazas llenas de gente bien vestida tomando un aperitivo. Teatros con grandes anuncios de sus funciones. Señoras elegantes del brazo de sus maridos paseando por los bulevares. Una preciosa perspectiva: el amor, la familia, los niños jugando. Una chica muy bonita vestida de blanco paseando por El Retiro de Madrid con el chico con el que se va a casar. La segunda guerra mundial reventó los  sueños y ahora, después de tantos años en los que las guerras están muy localizadas, estamos en una calma tensa porque estas guerras se pueden extender fácilmente por las dos partes sobre las que ya escribí, las dos partes irreconciliables, las dos maneras de ver las cosas aferradas a un antagonismo perpetuo más encaminado al enfrentamiento que a la defensa de sus propios ideales. El proselitismo de la docencia no busca una aproximación a lo opuesto sino que persigue el distanciamiento inicuo de las dos partes. A partir de este contexto nace el germen maldito que aplaude las iniciativas del odio, un odio que saca sus alfanjes relucientes y salvajes para cercenar carne humana. Tenemos las dos partes enfrentadas en todos los lados, desde los pequeños círculos de personas que se pelean acaloradamente por sus ideas hasta el mundo entero: Occidente contra Oriente: Rusia contra EEUU, judíos contra musulmanes. Si la docencia en todo el mundo buscara una aproximación de las dos partes podríamos tener una perspectiva de futuro para nuestros descendientes, pero esto no ocurrirá y será la IA la que recogerá los pensamientos de Aldous Huxley para crear un mundo feliz en el que no se permita a los humanos luchar contra sus hermanos por unos ideales estúpidos e inconsistentes. Tal vez Groucho Marx ya nos daba el camino a las soluciones que nunca llegarán. Él dijo: Estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros.  Aquí nos matamos por nuestros principios y después ¿qué? Si hay vida después de la muerte el reconocimiento de nuestra estupidez será el fuego bíblico que quemará nuestras entrañas eternamente.

 

 

miércoles, 26 de julio de 2023

UN DISCURSO POLÍTICO


Los que hemos estudiado filosofía, aunque sea de manera autodidacta, como es mi caso, tenemos tendencia a razonar sobre lo que nos rodea utilizando postulados de los antiguos sabios. Y tal como se presenta la actualidad política en España, uno recurre a pensar en el Racionalismo de Descartes, Spinoza y Leibniz, por ejemplo. Y también en el Empirismo de Locke, Berkeley, Hume y Bacon, por ejemplo. Entonces se observa que parece que los políticos no han aprendido nada sobre la historia del pensamiento humano porque estas dos corrientes estaban enfrentadas durante siglos, igual que la política de casi todos los países: dos corrientes poderosas enfrentadas por las ideas políticas de Izquierda y de Derecha, términos que proceden de Francia. Fue en el año 1789 cuando los conservadores tomaron asiento a la derecha del presidente y los que querían abolir los privilegios del rey, del clero y de la nobleza se sentaron a la izquierda. Estas tendencias se extendieron por gran parte del mundo. Y así tenemos una bipolarización de ideas irreconciliables. En la actual política de nuestro país se hace ostensible que la corriente filosófica del eclecticismo (un punto de acuerdo entre diversas maneras de pensar) es demasiado elevada para entrar en el cerebro de los que se dedican a la política. Muchos políticos no pueden pensar limpio porque sólo les importa su vanidad, ellos necesitan un poco de formación filosófica, aunque sean algunos cursillos, porque no tienen en cuenta cómo acabó el enfrentamiento entre los racionalistas y los empiristas. No fue fácil, tuvo que aparecer Inmanuel Kant para decir, con su  densa escritura, que ambas partes tenían sus respetables razones y que sólo sería cuestión de entenderse y aportar voluntades para encontrar puntos de consenso que eliminaran las trabas a la evolución del pensamiento y la ciencia, sin pisotearse, sin insultarse y sin estas muecas burlonas que hemos visto durante la campaña electoral. Ahora parece que lo de Kant continúa siendo muy complicado. Si se juntan la razón y la experiencia las cosas pueden evolucionar, así lo estableció Kant. Y tan claro está que nuestros políticos todavía no lo entienden.

Pienso que analizando la historia y mirando al parlamento de Francia en el año 1789 uno debería ser de Izquierdas, esa Izquierda que quiso abolir la autoridad del rey que en aquellos tiempos se podía permitir anular leyes del parlamento, una Izquierda que quería abolir el despótico comportamiento de la nobleza, del clero y de las oligarquías; una Izquierda en definitiva que quería mejorar la vida de la gente que sufría los yugos del poder. Había poco que negociar, los altos poderes estaban dispuestos a morir antes de ceder privilegios. Y así tenemos una cosa clara: si no hubieran surgido los movimientos de la Izquierda, la Derecha habría atropellado a la gente. Continuarían los abusos de los poderosos sobre la clase obrera, no habría derecho a la huelga. La iglesia católica nos continuaría amenazando con el fuego eterno en nuestras entrañas.  No estaría permitido el divorcio y así se podría enumerar una larga lista de recortes a la dignidad de las personas. En base a lo dicho uno debe ser de Izquierdas (del atropello subyacente que sufrimos los ciudadanos de a pie tendré que escribir otro discurso). Pero existe otra perspectiva en la Izquierda: se trata del utópico comunismo de Marx y Engels muy aplaudido porque fueron grandes pensadores que perseguían mejorar la sociedad, pero no salió bien. El proletariado asesinó a la familia real rusa para acabar con los abusos y el hambre. Luego los bolcheviques subieron al poder utilizando el comunismo para abusar del pueblo de una manera mucho más agresiva que la de los antiguos zares. El comunismo se convirtió en la dictadura del proletariado, y así han venido desarrollándose las cosas del maravilloso comunismo (Izquierda). Se pasa hambre en Cuba, las chicas se prostituyen por un bocadillo mientras los Castro poseen una de las fortunas más abultadas del mundo, eso es el comunismo: hambre para el pueblo y riqueza para los cerdos que están en el poder. Algo parecido es Venezuela: la gente intenta escapar del hambre mientras Maduro y los suyos ya están acumulando otra de las grandes fortunas del mundo. No se puede hablar de este asunto sin referirse a George Orwell y su rebelión en la granja: los cerdos mataron a los dueños de la granja porque consideraban que su conducta era un abuso, luego los cerdos asumieron el poder de la granja y su conducta con los más débiles pasó a ser mucho más cruel que la de los antiguos dueños. Una metáfora de dibujos animados para describir lo que ocurrió en Rusia y lo que ha ocurrido y continuará ocurriendo con los abusos del comunismo. Así que conviene desconfiar de esta maravilla que nos presentan los comunistas porque tiende a convertirse en otra cosa bien distinta, pero hay que respetar el poder legítimo que las urnas les conceden. Actualmente nos puede aliviar el hecho de que la Derecha no se parece al poder despótico de antes ni la Izquierda razonable se parece al comunismo bolchevique, pero si el socialismo razonable necesita al comunismo para gobernar comienzan a nacer carcomas corrosivas con aspiraciones de poder (Orwell).

A partir de una situación actual que ha mejorado mucho respecto al pasado, vuelvo a las posturas enfrentadas de Izquierda y Derecha de nuestro país y vuelvo a insistir sobre el filósofo prusiano Inmanuel Kant y sobre el Eclecticismo. Kant, que reconcilió el Racionalismo con el Empirismo, nos diría: “No os engañéis: no todo lo de la Derecha es malo ni todo lo de la Izquierda es malo”. Partiendo de este principio se puede observar cómo los políticos no obedecen la voluntad del pueblo por la forma en la que tienen establecida la legislación que regula el funcionamiento de las Cámaras. Si el pueblo vota mayoritariamente a dos partidos políticos, son estos dos partidos políticos los que están legitimados para gobernar. Entonces deberían repartirse ministerios y deberían acordar también una alternancia en la presidencia. El poder político debería ser proporcional a los votos obtenidos sin provocar los enfrentamientos actuales entre unos y otros. Si un partido tiene un cinco por ciento de poder, pues que lo ejerza. Pero es irracional que un partido que tiene ese cinco por ciento de poder pueda condicionar la formación del Gobierno. El pueblo no ha votado a uno y a otro para que uno de los dos gobierne, el pueblo ha votado a dos grandes partidos para que se pongan de acuerdo en gobernar y ninguno de ellos va por ese camino. Y así persiste la irracionalidad de los gobernantes que sólo sueñan con su propia vanidad y beneficios y jamás con los intereses legítimos de los ciudadanos. Las parcelas de poder que otorgan las urnas deberían respetarse. Es una anomalía jamás resuelta que los partidos bisagra jueguen con la voluntad mayoritaria de los españoles.  


lunes, 27 de marzo de 2023

NAYIB BUKELE

 




Nayib Bukele

El Salvador era el país más peligroso del mundo y ahora, en poco tiempo, es el país más seguro de América. Nayib Bukele, presidente de El Salvador, pronunció estas palabras en la asamblea general de Naciones Unidas.

El Salvador es un pequeño país de Centro América que ha estado dominado por las maras durante muchos años, principalmente por la Mara Salvatrucha, una organización de pandillas criminales extremadamente violentas implantadas en muchos países. Según me he informado, el presidente Bukele decretó Estado de Excepción por treinta días a raíz de un día negro en el que hubo más de ochenta asesinatos en el país. En esta situación dramática se reformaron algunas leyes autorizando al ejército y a la policía a intervenir con las medidas que la nueva legislación les permitía. Capturaron una multitud de pandilleros y los exhibieron en televisión en ropa interior, rasurados y amontonados ordenadamente como sardinas en una lata. El presidente ordenó la construcción de una mega cárcel para cuarenta mil reos y ya está quedando pequeña. Con estos acontecimientos se manifiestan dos posturas antagónicas: casi el noventa por ciento de los salvadoreños aplauden a su presidente ya que ahora pueden salir a la calle hablando con el móvil, pueden ir a comprar sin miedo y pueden pasear por su país tranquilamente. Antes no podían salir de casa. Después de muchos años en los que ningún extranjero se atrevía a pisar este país ahora ya reciben turistas. Y la otra postura es la que manifiestan otros países acusando a Bukele de dictador porque la policía y el ejército realizan redadas de delincuentes, unos delincuentes muy afianzados en su actividad, tanto que muchos de ellos llevan la cara tatuada con el nombre de la mara a la que pertenecen. Como siempre, ahí están las dos posturas diferentes respecto al mismo asunto. ¿Quién tiene razón? el presidente que ha puesto orden en el país para que las personas puedan vivir en paz o los que creen que los derechos humanos se han ultrajado en El Salvador. Dejo aquí la cuestión para que si alguien me lee pueda decidir en qué bando está.

Al margen de que se juzgue una situación determinada en El Salvador donde la vida de muchas personas es corrosiva y angustiosa: roban, trafican y asesinan y ahora son castigadas, cabría pensar por qué estas personas tienen que acabar enlatadas en una cárcel, cómo pudieron llegar a esta terrible situación. Y la respuesta no es difícil de descubrir: en muchos países de América latina hay una parte importante de parejas que no se responsabilizan de sus hijos y así muchos niños quedan tirados en la calle, luego si uno piensa en esta sobrecogedora e inhumana falta de responsabilidad puede entender cosas que de alguna manera son ajenas a nuestro entorno. Cabe añadir que en El Salvador hay muchos miembros de las maras que pertenecen a familias unidas y que se pasaron al bando de la delincuencia puede que por la morbosa sensación de sentir el poder de una arma de fuego en la mano con la que podían asesinar impunemente, y también por el poder que proporciona el dinero, aunque sea robado. Si bien la delincuencia no se puede justificar, sí se puede llegar a comprender cómo se siente un niño abandonado por sus padres y qué pensará cuando sea mayor. Aquí no podemos concebir que unos padres abandonen a sus hijos, en Sudamérica es algo habitual. Qué tristeza.

martes, 7 de febrero de 2023

EL HUNDIMIENTO DE LAS CIVILIZACIONES

 


Se podría extrapolar cualquier cosa con las civilizaciones humanas: todo se estropea, un coche a los diez años empieza a deteriorarse y a pasar de moda, como un electrodoméstico, un ordenador, etc. Parece que también los matrimonios se deterioran, o por lo menos gran parte de ellos. Las personas también nos deterioramos, a partir de los sesenta y cinco ya no servimos y por eso el Estado nos paga un sueldo para que estemos quietecitos sin hacer nada, ya somos obsoletos. ¿Será una obsolescencia programada por dios? ¿Alguien estará programando la obsolescencia de los humanos igual que los fabricantes de electrodomésticos programan el deterioro de sus manufacturas para que no duren demasiado?

    Y así el Imperio Romano sucumbió, unos dicen que por el socialismo, la sociedad del bienestar que consiguieron no se podía mantener, había demasiadas personas viviendo a costa del poderoso imperio, pero no conviene hacer conjeturas sobre el hundimiento de este imperio ya que hubo historiadores que hablaban de más de doscientos motivos. Fue un hundimiento paulatino con unos motivos en un tiempo y otros motivos en otro. A través de la Historia uno puede observar que quien está en el poder, abuse o no de él, provoca la envidia de los que aspiran a ejercerlo y eso enciende ánimos sediciosos. Al Imperio Romano lo hundieron los nacionalismos. Los vastos territorios, en un momento determinado, no aceptaron la autoridad centralizada, crearon sus propios gobiernos y se fueron desintegrando poco a poco. Este puede ser un resumen objetivo de lo que realmente ocurrió. La parte Oriental del Imperio Romano quedó denominada como Imperio Bizantino y su decadencia fue una prolongación de los males del imperio Romano, su historia se prolonga hasta el siglo XV tiempos en que turcos otomanos tomaron Constantinopla. De ello se puede deducir que la caída de todo puede tardar, pero no se puede dudar de que llegará. Siguieron los otomanos, ellos acabaron con lo que quedaba del Imperio Bizantino y les pasó lo mismo: gran parte de sus territorios se independizaron, según muchos historiadores, por la presión nacionalista: El Imperio se fue desmembrando. De todos estos líos nació la república de Turquía, creo que se formó después de la primera guerra mundial.

    Hay quien escribe sobre similitudes respecto de las caídas que he nombrado con las civilizaciones occidentales de la actualidad. Ya escribí que alguien dijo que los árabes volverán a conquistar Europa a través del vientre de sus mujeres. Y a eso mucha gente lo ve posible, las mujeres occidentales ya no tienen hijos como antes: uno o dos a lo sumo y no todas. Los hijos interrumpen las aspiraciones profesionales. Todo se ha complicado, un matrimonio no puede acceder a una vivienda si no trabajan los dos y así y todo no siempre es posible. Con este motivo lo de tener hijos no es tan fácil como antes. En cambio los musulmanes tienen muchos hijos. Un magrebí que trabajó para mí me dijo que se podían tener muchos hijos porque no cuestan nada. Bien, a eso no lo entendemos así los occidentales. La obsolescencia de nuestra civilización del bien estar está llegando por envejecimiento, en las próximas generaciones crecerá el número de personas nacidas en España de padres extranjeros y disminuirán los nacidos en España de padres españoles. Como ya escribí, las iglesias se convertirán en mezquitas y los tañidos de las campanas serán las voces de los almuédanos. A nuestra civilización también la desbaratan las polarizaciones políticas que se enfrentan y pelean y no son capaces de llegar a acuerdos amistosos y razonables, tendrá que ser la IA (Inteligencia artificial) la que nos gobierne. Seguro que la IA, cuando llegue el momento, lo hará mejor. Se supone que una inteligencia artificial haría desaparecer eso de las izquierdas y las derechas y se acogería a lo coherente de cada lado: recortaría los abultados beneficios de los bancos para que una vivienda no se tenga que pagar dos veces, una al constructor y otra al banco, pero no permitiría ni la anarquía ni el apoyo al terrorismo ni el libertinaje. Interpondría disciplina sin tocar la libertad individual y buscaría acciones encaminadas a que la gente fuera feliz; si eso ocurre ya no lo veremos y tampoco sabremos qué habrá ocurrido para que la IA se prostituya en beneficio de los poderosos de turno. Puede que las cosas sean así de crueles por nuestra propia ingenuidad. Según Saramago nosotros los humanos "Vivimos y morimos ingenuamente". Así están y estarán las cosas y por este motivo mi Blog se titula: PESIMISMO.

   

domingo, 6 de noviembre de 2022

THOMAS JEFFERSON, VATICINIOS DE UN SABIO.

Thomas Jefferson

Thomas Jefferson fue el tercer presidente de EEUU y ha sido considerado un sabio.  Fue uno de los ocho padres fundadores de EEUU junto con John Adams, Benjamin Franklin, Alexander Hamilton, John Jay, James Madison y George Washington.

A mí me ha llamado siempre la atención lo que dijo Jefferson sobre los bancos, recuerdo dos cosas:

“Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate”.

“Si un día el pueblo americano permite que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a ellos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo sobre la tierra que sus padres conquistaron”.

Cuando el presidente John F. Kennedy dio la bienvenida a los 49 ganadores del Premio Nobel en la Casa Blanca, en 1962, dijo:

“Creo que esta es la reunión más extraordinaria de talento y de saber humano que jamás se haya reunido en la Casa Blanca, con la posible excepción de cuando Thomas Jefferson cenaba solo”.

Perspicaz y brillante Kennedy, como siempre.

Jefferson se adelantaba al futuro y tenía razón: los bancos han llegado a convertirse en la escoria de la sociedad, una escoria que los gobiernos deben permitir porque están en sus manos. De cada día crece más su conducta reptil (Umbral), cada día muestran más sus afilados colmillos a los ciudadanos de a pie. Hasta los mismos empleados de sus oficinas tienen miedo, actúan con miedo, como si un ojo asesino los acechara en cada uno de sus movimientos. Y los jefes, de regionales hacia arriba, se vanaglorian de su cargo cuando deberían esconderse avergonzados por la avaricia desmesurada de su labor, su visión del mundo se circunscribe al dinero y eso hace que su pobreza moral sea patética y su dignidad exigua. Hay excepciones, por transacciones empresariales, cuando vivía en Valencia, hice amistad con un alto cargo de la banca, un subdirector general. Por aficiones comunes como la filosofía, quedábamos de vez en cuando para comer. Lorenzo tenía un gran sentido de la empatía. Me hablaba de Jean Jacques Rouseau y su discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, en los restaurantes le gustaba hacer conjeturas sobre los otros comensales: estos de la primera mesa serán amantes y vienen a comer aquí a escondidas de sus respectivas parejas, ese matrimonio de allí… están completamente aburridos y salen a comer con la intención de avivar una relación ya muerta…, los que están detrás de ti están peleando…, esa mujer que come sola está bebiendo demasiado vino, se la ve triste, seguramente se acaba de divorciar. Una persona con la sensibilidad de Lorenzo no podía llegar más lejos en la banca, era demasiado buena persona para el cargo que ocupaba y lo despidieron, así de cruel es la banca. Para ocupar un alto cargo como el de Lorenzo no se puede tener empatía, hay que ser despiadado, lo único importante no son las personas y sus circunstancias, lo único importante es el dinero. A los gobiernos que permiten estas malvadas instituciones les convendría comenzar a pensar que los bancos no deberían existir con el modelo actual, tendrían que ser instituciones razonables y sin ánimo de lucro, presididas por personas como mi amigo Lorenzo, un servicio público en definitiva, pero no, ahí los humanos tenemos una llaga, una vergonzosa llaga que permite a estos inmensos y arraigados parásitos que introduzcan sus tentáculos sedientos de sangre en todos los hogares del mundo. Los bancos tienen atrapada a la población y no hay nada que hacer. Las instituciones que más podrían hacer por la ciudadanía se dedican a expoliar sus recursos y a inflar la enjundia de sus buches.

Pesimismo, esto es lo que se ve en el futuro de nuestros descendientes.


domingo, 16 de enero de 2022

ESTIGMAS DE UNA LEVE MALDAD CONGÉNITA









Voy a tratar de escribir sobre lo que considero un mal endémico de gran arraigo. Al preguntarme por qué muchos niños en todo el mundo tienen más afán por buscar defectos en sus congéneres para burlarse que deseos de encontrar la amistad y el compañerismo, debo concluir que no lo sé, pero creo que los niños se contagian de lo que escuchan en sus casas y en sus colegios y por tanto podría tratarse de una especie de virus contagioso con origen epígono. No sé cuál pude ser el porcentaje del arraigo, creo que cambia según el municipio, la provincia, el país... Puedo afirmar esto debido a que yo nunca pertenecí al grupo de personas que se burlan de los demás, más bien yo formaba parte de los débiles que sufrían las burlas ridículas de los más pretenciosos que al final han resultado ser los menos listos. Por qué nunca tuve amigos en mi pueblo, pues por eso. Sólo comencé a tener amigos cuando salí del pueblo, a los dieciocho años, cuando me presenté para el servicio militar. Fue entonces cuando me di cuenta de que yo era una persona normal, aunque persistían mis dudas porque ninguna de las chicas que me gustaron en aquella época mostró el más mínimo interés por mí, así que nunca tuve novia hasta que conocí a una preciosa chica castellana y me casé con ella a los dos meses de haberla conocido, yo tenía veintitrés años. Nunca hablamos el mallorquín en casa, no lo enseñé a mis hijos. Mi juventud en el pueblo y con el idioma de mis padres me parecía una época hostil y continúo pensando lo mismo: hasta que salí del pueblo no salió a flote mi dignidad. Pasados los años, mis mejores amigos siempre han sido castellano parlantes con orígenes de fuera de la isla. Me pregunto si yo nací en lugar equivocado porque ni siquiera sé escribir en mi idioma materno y no me reconozco cuando me traducen. He trabajado unos siete años fuera de la isla, en Valencia y en Madrid y sí me sentí allí como si fuera mi tierra, el nivel de compañerismo y de empatía que encontré allí fue mucho mayor del que hay en Mallorca. Se puede hallar una explicación: desde la antigüedad los isleños siempre vivieron con el miedo a los conquistadores que venían a apoderarse de las islas Gimnesias y pitiusas, hordas que avasallaban a los aborígenes, les quitaban sus propiedades, violaban a sus mujeres y después mataban a todos, incluso a los niños. Y así podemos sospechar del origen de los grandes terratenientes que quedan en las islas. La gran riqueza muchas veces procede de la delincuencia del pasado (ahora ya sólo se hacen ricos los genios y merecen un fuerte aplauso: Bill Gates, Elon Musck, Jeff Bezos, el mallorquín Gabriel Escarrer, etc) Por ejemplo, la Banca March tiene un origen delictivo, pero ahora, menos mal, ya han quitado el nombre del pirata multimillonario de una de las grandes avenidas de Palma, como si alguien con autoridad en el ayuntamiento hubiera leído mis comentarios al respecto) algo de cordura se ve en este cambio. Y así el carácter mallorquín es arisco, desconfiado y cerrado en sus conversaciones o en su capacidad para abrir las puertas de su casa a un vecino para tomar café. No me siento identificado en general con la tierra donde nací ni con su gente ni con ninguna tendencia política porque no existen posturas eclécticas. Me encanta que vengan amigos a tomar café a mi casa, pero aquí no es como en Madrid ni como en Valencia, aquí no hay amigos para venir a tomar café a mi casa. Las casas son como criptas de intimidades misteriosas, sin música ni baile. Ahora que habéis pasado de los sesenta años ¿dónde está vuestra arrogancia? ¿Dónde está la chulería que os llevaba a burlaros de los más bajitos o de los que tenían algún defecto? La vida os ha acobardado ¿verdad? Os habéis quedado resignados y esclavos en el redil de vuestra propia estupidez. Lo más elemental, simple y modesto de la existencia es mucho más grande y complejo que la capacidad que tenéis para entenderlo.   


miércoles, 14 de julio de 2021

DESANGRARSE

 



Poco antes de que acabara el siglo XX trabajé unos años en Madrid, y allí, por las mañanas, siempre desayunaba con la columna de Francisco Umbral. Un día leí que él había decidido desangrarse en las páginas de los periódicos todos los días en lugar de dedicarse a hacer un libro total. Las chispeantes letras del poeta, gotas de sangre negra en el periódico, daban una nota vivaracha bajo el trémulo, acechante, contaminado y angustioso aire de la gran urbe. Cierta orfandad se instaló en los periódicos cuando falleció Umbral, y ahora, que yo sepa, en la prensa sólo gotean destellos luminosos de vez en cuando en las letras de Raúl del Pozo y de Juan José Millás. Ahora, quizá por el hastío que produce “la visión de un mundo agonizando por el absurdo” (Palabras de Saramago) yo he decidido que no voy a desangrarme más con mis artículos. Sólo escribiré, si se me permite, cuando tenga algo que decir y no sé con qué frecuencia puede ocurrir eso y tampoco sé si volveré a escribir. Me he jubilado y ya han menguado mucho mis inquietudes de mejorar el mundo: no hay nada que hacer.

 



miércoles, 30 de diciembre de 2020

JUEVES







Por fin ya vemos algo de luz, mañana será viernes y en lugar de ir de cena y de copas nos tendremos que quedar en casa por el maldito virus. Pero sí, es cierto, mañana será viernes. El mejor día de la semana porque por la tarde ya no trabajamos y tenemos dos días de vacaciones por delante. Pero da igual, no nos hagamos ilusiones, hoy solamente es jueves.

Un buen día para preguntarse qué culpa tiene la Biblia de la desdicha humana. Si empezamos por el Génesis, el inicio de todo, primer libro de la Torá o Pentateuco y, por tanto, también es el primer libro del Tanaj judío y del Antiguo Testamento de la Biblia cristiana. Si buscamos un poco el origen de los orígenes nos encontraremos con los cuentos de las abuelas. El Génesis procede de una tradición oral del segundo milenio a de c. La gente no sabía escribir y se inventaba historias cuánto más truculentas más interesantes. Si las religiones, siempre interesadas en dominar a las masas, hubieran asumido los escritos bíblicos igual como los escritos mitológicos, tal vez estos cuatro últimos milenios los humanos habrían vivido con menos guerras, menos hambrunas y menos desdichas. Y la ciencia habría podido nacer muchos siglos antes. Se podrían haber evitado estas espadas atravesando los estómagos del enemigo, se podrían haber evitado muchas muertes por inanición de niños con padres asesinados. Qué diferencia hay entre los doce dioses del monte Olimpo y el dios de la iglesia católica: ninguna, ningún dios existe. Los dioses sólo intervenían cuando las cámaras fotográficas y las grabadoras no se habían inventado. Y así cualquiera podía atribuir actos y palabras a los dioses. Por eso me resulta increíble que la ingenuidad de la gente se pueda contar por miles de millones.  Qué vacío tiene la gente para tener fe en estas patrañas, no lo entiendo. Lo que sí entiendo es que sólo se puede avanzar en el pensamiento cuestionando lo establecido, si aceptamos lo que nos dicen continuamos dentro de los pensamientos tradicionales. Si alguien no se hubiera preguntado por qué no podemos construir un avión y volar, nunca se habrían fabricado aviones. Y entonces por qué no se pregunta la gente el motivo por el cual siguen en vigor unas creencias caducadas, unas fábulas de la antigüedad que hoy en día resultan mustias incluso como cuentos para los niños. Es patético escuchar a un cura diciendo misa, si escucháramos con atención nos parecería que nos están tomando por imbéciles, pero no, da igual lo que diga el cura, no nos lo vamos a cuestionar, es la palabra del Señor. y así, escuchando la palabra del Señor, un cura, en un funeral al que asistí, canturreando con esa voz afeminada de algunos dijo: nadie tiene derecho a vivir si no es en el camino del Señor. Tuve que contener las ganas de gritar en la iglesia y decirle a este depravado sacerdote a ver si nos estaba amenazando de muerte como hacían antes. Estas palabras del sacerdote nunca se me olvidarán, lo escuché tal cual lo digo, no me lo podía creer.  

La herencia de lo que sabemos de la antigüedad también está adulterada y por eso deberíamos cuestionarla. La quema de la biblioteca de Alejandría sesgó la posibilidad de conocer cosas que nunca sabremos, cosas que podrían haber cambiado los textos de la historia de la humanidad y probablemente habrían abolido el inicio de las religiones o las habrían matado antes de que nacieran. Y después están los apócrifos. Con este asunto ocurría que por la noche se dejaban los libros en largas mesas y en posición vertical, luego por la mañana todos los libros que aparecían tumbados eran los apócrifos, los había tumbado dios sigilosamente, por eso estos libros debían ser condenados y apartados de la Biblia.  Sólo trascienden las amenazas divinas contra los débiles humanos, no sólo son amenazas de muerte. Hay mucha más crueldad en la Biblia, dios no nos matará sino que nos mantendrá vivos para que podamos sentir el fuego en nuestra carne eternamente, ni siquiera tendremos la posibilidad de suicidarnos, no, el sufrimiento y la tortura serán eternos. Lo demostró la santa inquisición como preparativo para la eternidad de los apóstatas, los quemaba vivos en la hoguera y su muerte no era tal, se trataba de un preparativo para entrar otro fuego consciente y eterno. No quisiera que mis artículos se convirtieran en una tautología  contra las religiones, pero uno recuerda cómo nos gritaban los curas amenazando con el fuego eterno en nuestras entrañas, éramos niños y nos hablaban así los curas. Tal vez estas amenazas se queden alojadas en la memoria y no sea tan sencillo olvidarlas. Cuando iba a cumplir veinte años ya comencé a cuestionar lo que me habían enseñado y a perder el miedo a dios porque un día en la iglesia de Campanet, de rodillas, supliqué a dios que me demostrara que existe, yo le decía: mueve algo, haz un guiño con una nube, algo que me demuestre que yo pueda seguir creyendo en ti. Nada, nada de nada. Pensé en lo insignificante de mi persona ante dios, pero luego decidí que si me iba a juzgar al morir para decidir mi destino sí era yo importante y debía escucharme. Nadie me escuchó y dejé de pensar en todo ese engaño durante muchos años. Luego, pasado el tiempo, vuelve a mis pensamientos aquella patética educación, aquellas amenazas, aquellos gritos, y encima el cara al sol de la dictadura. Con este panorama me sorprende que no hayamos crecido con serias anomalías mentales. Menos mal que nuestros hijos ya no han sido víctimas del fanatismo eclesiástico/militar. 

El anagrama-logotipo de la iglesia católica es un crucifijo, lo exhibían los asesinos de la santa inquisición y sigue ahí, en iglesias, cementerios y como estandartes de los confalonieros de Semana Santa, sigue la cruz enhiesta exigiendo genuflexiones a quienes piden gracias que no se les concederán. No tuvo tanto éxito el anagrama-logotipo del nacionalsocialismo de Hitler, el esplendor de su esvástica murió con él. 

Hoy, jueves, yo le digo al papa Francisco y a todos sus acólitos que ya deberían dejar de actuar como si fuera cierto lo que representan, todos, incluso ellos mismos, saben muy bien que dios no existe; pero esa farsa les mantiene con una vida de gran lujo en sus palacios, así que ¿por qué van a reconocer que lo suyo es una farsa? No lo van a hacer nunca. Ni siquiera cuando ya nadie vaya a sus misas ni les entreguen sus propiedades los que van a morir sin herederos, ni siquiera entonces van a cerrar su negocio porque son muy ricos, podrían erradicar toda la pobreza del mundo con su dinero. Así que por eso insisto: papa Francisco y acólitos: déjense de tanta hipocresía y vendan sus palacios y repartan su inmensa riqueza entre aquellos que ven a sus hijos crecer en el hambre. 

 

 

 

 



sábado, 19 de diciembre de 2020

MIÉRCOLES

 




Diógenes de Sinope

El miércoles es un día tonto porque ya llevamos dos días trabajando y todavía nos quedan dos más, pero en el horizonte está muy cerca mañana, jueves, que ya es víspera de viernes. Hoy, miércoles, he establecido una similitud que podría causar desagrado: en el gimnasio se ven unos hombres que se parecen mucho a los cangrejos cuando hacen ejercicios en el suelo, me refiero a los congrejos tipo bueny de mar. Los brazos musculosos se llegan a poner tan gruesos que ni siquiera los pueden acercar a su tronco, parece como si fueran alas desplumadas con ánimo emprender el vuelo. Nada que decir, cada uno con sus obsesiones, pero además del gimnasio la gente debería ir más a las librerías. Ya habré dicho alguna vez que Maugham dijo que adquirir el hábito de la lectura protege de casi todas las miserias de la vida. Y así, por el ánimo de leer y de escribir, continuaremos haciéndolo sobre la conducta humana.

Este miércoles me pregunto por qué a la enfermedad de acumular basura se le llama el Síndrome de Diógenes. En el año 1975 se le ocurrió al alguien dar este nombre a esta enfermedad. Diógenes fue un filósofo vagabundo que no quería pertenencias de ningún tipo, así que lo de acumular, sea basura u otras cosas no iba con la manera de ser de este filósofo. El ascetismo de Diógenes, como cualquier otro, significa estar centrado en busca de la perfección espiritual renunciando a lo mundano y como la basura podríamos decir que es algo mundano, eso no iba con Diógenes. Supongo que quien bautizó esta enfermedad con el nombre del filósofo lo hizo pensando que Diógenes era un vagabundo y que lo de acumular basura y trastos es cosa de vagabundos, pues no es así. Se conocen casos de personas con carreras brillantes que sufren este trastorno. Así que muy mal por quien puso este nombre a este síndrome, y muy mal, principalmente por los periodistas, que han divulgado este nombre sin preguntarse si su origen era o no correcto. Los periodistas siempre andan estresados buscando la atención del público sin entrar demasiado en la precisión de lo que dicen. Como ya he escrito otras veces, este miércoles quiero hacer una reflexión sobre los postulados de Diógenes porque en la actualidad tienen una vigencia indiscutible. El nivel de problemas de convivencia en la sociedad crece exponencialmente a medida que una ciudad o un pueblo crece. Diógenes decía que cuánto más gente se agrupa en pueblos y aldeas, más problemas nacen entre las personas. Es cierto. Tengo más o menos calibrado que en un edificio de viviendas hay un veinte por ciento de familias problemáticas, a veces muy problemáticas. Y si multiplicamos este edificio por miles de edificios, luego el problema crece miles de veces. Yo he sido un urbanita durante más de treinta y cinco años y ahora, más que nunca, pienso que vivir en un pueblo es un privilegio porque no hay líos, la gente es entrañable y saluda a los demás por la calle. Las escasísimas excepciones no tienen importancia porque siempre, en todas partes, incluso en este remanso de paz que son los pueblos, tiene que haber algunas y algunos que por su situación, normalmente económica y académica, se creen superiores a los demás y muestran una arrogancia extremadamente estúpida, ahora sin alamares ni caireles ni postizos cenicientos en la cabeza y sin los modales adamados del siglo XVIII pero igual de patéticos. Y en ese contexto procede preguntarse cuál es el efecto y cuál es la causa. Según tengo entendido a las personas estúpidas que se creen superiores y por eso no saludan al vulgo (es decir: que no saludan a la gente como yo, que formo parte de una ciudadanía que no destaca sobre los demás por ningún rasgo ni positivo ni negativo) les crece una especie de moho amarillento en los pliegues de su masa cerebral. Entonces cabría saber si por ser estúpidos les ocurre esto en el cerebro o es al revés: son estúpidos porque les crece esa especie de moho amarillento en los pliegues de la masa cerebral, en este caso estas personas no serían culpables de nada y habría que tener paciencia con ellas. Pero el asunto es más complicado cuando estas personas patéticas que no saludan a los demás por su arrogancia se dedican a la docencia porque los alumnos pueden hacerse una idea estúpida de la vida desde muy jóvenes, por eso procedería que la gente que se dedica a la docencia pasara antes por unos filtros de coherencia. También deberían existir unos filtros para detectar pedófilos entre la docencia; yo sé, por experiencia propia cuando yo tenía doce años, en el colegio de Campanet, que los ha habido y por noticias en prensa sé que de vez en cuando pillan a alguno de estos depravados. En estos casos de pedófilos el moho amarillento existente en los pliegues de su masa cerebral contiene diversos tipos de larva.

Bueno, este miércoles ya voy a dejar en paz a los estúpidos porque posiblemente ellos no sean culpables de su estupidez, existe la presunción de inocencia y hay que practicarla, así que no acuso a nadie y mejor me callo. Sólo cabría añadir que tal vez el estúpido sea yo y no me he enterado, igual que los estúpidos tampoco se enteran de que lo son.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

MARTES



Immanuel Kant

Las cosas de ayer ya quedaron atrás. Uno empieza el día como si nada hubiera pasado, como si no hubiera existido el lunes. Nada que destacar, sólo que el loco de Trump no quiere admitir su derrota y si continúa así lo tendrán que echar a patadas de aquel edificio. Desde nuestra vieja Europa cuesta un poco entender aquel país de locos. EEUU es igual de salvaje que antes, cuando nos lo mostraban en las películas Del Oeste con la música de Ennio Morricone y Clint Eastwood matando a los malos. Allí si no tienes dinero te mueres, sólo tienen acceso a la sanidad los ricos porque los de clase media tienen un seguro médico que sólo cubre la gripe y supongo que alguna magulladura u ojo morado. Uno puede tener una pistola, incluso una ametralladora para defender su casa o para volverse loco y pegar tiros por la calle o en un colegio: una pena de país, aunque sepan hacer buen cine. Para sus guiones no necesitan imaginación les basta con ver los informativos de televisión.

El martes ya deberíamos ser más razonables y entender que no hay nada que hacer de hoy para mañana, que todavía tenemos ahí pegado el maldito virus, aunque suponemos que nos vacunarán antes de semana santa y después vendrá la música, el confeti y el cava. Mientras, las dos partes de siempre, las dos partes sobre las que ya escribí un artículo se encrespan en todas partes y el eclecticismo no aparece. La postura ecléctica la tendrán que imponer los ordenadores, la IA (inteligencia artificial) porque la inteligencia humana de cada día es más débil en lo humanístico y lo empático y más robusta y eficiente en lo científico. Acercarse un poco a la ciencia da miedo porque en un futuro no muy lejano la ciencia puede perturbar los pensamientos de las personas. Puede ocurrir que para que una persona sea médico baste con que le injerten el chip de médico en el cerebro y listo, no hará falta ir a la universidad. Todo se robotizará y el libre albedrío se irá evacuando lentamente por los desagües del poder. El pasado es truculento, irracional y sanguinario y el futuro posiblemente sea peor. Lo del libre albedrío es un asunto que ha vertido toneladas de tinta, Spinoza, Schopenhauer y otros filósofos decían que eso no existe. Así que en lugar de libre albedrío habría que hablar de la parte de libertad de pensamiento y de actuaciones que tenemos o que creemos tener o que se nos permite tener. En este aspecto la historia del pensamiento describe tal volumen de letras que rizan demasiado el rizo llevando las ecuaciones del pensamiento al caos.

Las dos partes antagónicas no se aproximan una a la otra y yo creo que ya deberíamos haber superado las diferencias aprendiendo de lo que la Historia enseña. Hay que tener en cuenta que el pensamiento humano estaba enfrentado en dos partes: existía una disputa entre los racionalistas (La Razón) y los empiristas (La Experiencia), es decir entre los filósofos que predicaban que el conocimiento se obtenía a través de la razón y los que decían que sólo se avanzaba en el conocimiento a través de la experiencia. Fue Immanuel Kant, un hombre bajito y jorobado, quien puso orden a este desaguisado en el siglo XVIII: la razón y la experiencia no van por separado, no son asuntos antagónicos, tienen que estar unidos, así que no hay dos partes. Kant inició unos pensamientos a partir de preguntarse ¿qué puedo saber? Y respondió a esta pregunta con ochocientas páginas metidas en un libro que hoy en día está considerado unánimemente como una de las obras más importantes de la historia de la filosofía: Crítica de la razón pura. Y entonces aparece la iglesia católica dictaminando que este libro debe formar parte de su listado de libros prohibidos. Dejaremos en paz a la iglesia católica porque su vergonzosa y ancestral conducta aquí, hoy martes, no viene al caso. Lo que sí procede es decir que no deberían existir dos partes sino una sola, una sola que no hemos aprendido: es necesario que la razón y la experiencia se unan para avanzar, igual que sería necesario que la Derecha y la Izquierda se unieran para poder avanzar mejor, que dios y el demonio tomaran asiento uno frente al otro para negociar la paz sin pistolas bajo la mesa y se pusieran de acuerdo para no hacer daño a los que no queremos saber nada de líos ni controversias. Kant habló de la paz eterna, pero ahí no acertó, no existe la sabiduría necesaria para ello. El ser humano no llega a tanto. Después de Kant vinieron las guerras más sanguinarias de la historia de la humanidad. Así que el martes uno debería intentar que las cosas se reconciliaran consigo mismas y que no se encresparan los distintos puntos de vista sobre las cosas porque no sirve de nada, a lo sumo pueden ser útiles para escapar del tedio a que nos somete lo cotidiano. 



viernes, 23 de octubre de 2020

LUNES

 

Jean Paul Sartre y Albert Camús

Parece como si los lunes le pegaran una fina lámina untuosa a nuestra piel y que los átomos que forman nuestra anatomía se volviesen perezosos, aunque a media mañana el cuerpo ya se está dando cuenta de que no le queda más remedio que continuar en el cumplimiento de sus obligaciones, y, salvo que los excesos del asueto hayan sobrepasado las costumbres, todo se normaliza; pero lo hace con la añoranza y la resignación de ver muy lejano el próximo viernes. Con la cabeza medio adormecida vemos las noticias que ya sabemos y continuamos asumiendo lo mal que van las cosas para la gente normal y lo bien que le van las cosas a los que nos gobiernan: ellos tienen muy buenos sueldos y una abultada pensión aunque no hayan cotizado los años que obligan a cotizar a los humildes que constituimos el pueblo. Continuamos resignándonos porque es lunes y porque sabemos que el bienestar está más lejos que el próximo viernes. Cualquier lunes conduce mis pensamientos al existencialismo de Jean Paul Sartre o al de Camús. El lunes es propicio para caer en los pensamientos vacíos y sin sentido, en estos pensamientos que buscan respuestas al sentido de existir y no encuentran nada, sólo los que se refugian en las creencias de los predicadores pueden encontrar un sentido a la existencia: creer en dios está bien si resulta útil para que lo cotidiano no aplaste nuestro estado de ánimo. Puede ser más ventajoso refugiarse en la falsedad de la existencia de dios o de dioses que dejarse degollar por la tristeza de una existencia vacía. La extendida creencia de que la vida tiene sentido para servir a dios porque él nos acogerá en el reino de los cielos es la patraña que enfrenta la ingenuidad de la gente al existencialismo de Sartre. El existencialismo también se enfrenta a esos textos que prometen ayudarnos a ser felices, son patrañas. Nunca seremos felices porque la felicidad no existe, sólo hay una alternancia entre la felicidad, la desdicha, la resignación… y la locura que nos puede librar del estado consciente y lúcido de la tristeza. No hay fin, el vacío existencial es eterno, sólo la muerte nos librará de la miseria de vivir, por este motivo, Sartre, apesadumbrado, escribe: He atrapado una mosca y he aplastado su estómago, se han desparramado sus diminutas vísceras: la he liberado de su existencia. Más tarde dice: la luz punzante de mi automovil penetra como una espada en la tenebrosa noche, o algo así, no lo recuerdo con exactitud.

Jean Paul Sartre, un intelectual francés que fumaba en pipa. Tuvo siempre de compañera a la feminista, intelectual y escritora Simone de Beauvoir. Yo me fije en Sartre por su obra "La Náusea", un libro que se modificó en diversas ocasiones. La versión conocida es la de 1938 un año en el que los gobernantes de Alemania, Italia y Japón tenían una conducta nauseabunda y asesina. Esos tres gobernantes hicieron que el mundo reventara en sangre por todas partes. Y España no se quedó atrás, también tuvimos uno de estos gobernantes que se creen enviados de dios para que todos obedezcan sus designios: dictadura degenerada. Luego, en aquellos años bélicos, sí podría ser que la existencia diera asco por razones sobradamente conocidas. Según parece Kierkegaard y Nietzsche sentaron las bases del existencialismo aunque también se puede tener en cuenta a Dostoievski porque lo que escribió no es para entrar en existencias más o menos acomodadas, es puro sufrimiento, desesperación. Yo pienso que éstos fueron los primeros maestros de Sartre aunque se dice que se inspiró, más que con cualquier otro filósofo, en Kafka, ahí donde el existencialismo es más crudo porque no se trata de un tedio sin esperanza sino de angustia pungitiva y larguísima que nunca acaba y si lo hace entonces es peor porque el protagonista de El Proceso acaba asesinado a navajazos. Que me disculpen los que no han leído El Proceso de Kafka por descubrirles el final, pero es que este libro está lleno de finales que no terminan nunca, incluso pasados los años los recuerdos son recurrentes, aparecen en los pensamientos de quienes fuimos capaces de leer este inquietante libro.

Conocí la obra de Albert Camús por "La Peste". Él, de origen menorquín, vivió en Argelia y en París. Siempre vestido de cuello subido y cigarrillo permanente, practicaba un existencialismo agnóstico y decía que la existencia o no de dios no afectaba al hombre. Podría tener razón dentro de sus elucubraciones, pero no si se refería al pensamiento del ser humano porque no es lo mismo vivir profesando fe a dios que vivir en el agnosticismo, pero Camús lo veía así, sería tal vez porque estas cosas tienen tantos matices que todo es discutible, todo puede ser verdad o mentira en función de con quien se baile. 

Y para acompañar también algo musical a este fatídico día: lunes, propondría la afirmación de un genial poeta y cantautor ya fallecido, Aute:

Yo pertenezco a los frutos de un árbol expuesto a secarse.

 

 

 

 

martes, 22 de septiembre de 2020

DOS ALBAÑILES EN EL BAR MONTERO

 




A eso de las nueve y media de la mañana, momento en el que uno está todavía en esa fase de acoplamiento al nuevo día y siente ya el suave martilleo automático que hace imposible pasar por alto la inexorable necesidad del bocadillo, el protagonista de esta crónica va caminando hasta el bar de Montero. No hace otra cosa que repetir lo de todos los días, siempre lo mismo, incluso el bocadillo, siempre medio de jamón serrano con tomate. Pero dentro de esa monotonía ocurre que un día escucha una conversación en la barra del bar que es una verdadera perla de café. Sin mirar a quien habla, escucha:

—¿Sabes que los albañiles somos seres verdaderamente deseados?

—No sé ¿por qué lo dices?

—Pues mira, a nosotros se nos desea con verdadera angustia cuando hay una necesidad apremiante: levantar baldosas por culpa de una fuga de agua, reparar una bajante que echa las fecales al vecino de abajo, etc.

—Tienes razón —respondió con cierto asombro el compañero.

—Y luego ¿qué pasa cuando empezamos a trabajar? Pues que sigue existiendo un fuerte deseo sobre nuestras personas, pero en sentido inverso. Desean ansiosamente que nos vayamos. ¿Cómo lo ves?

—Que sigues teniendo razón —asintió de nuevo el otro albañil.

El bar de Montero no daba tanto como para compararlo con el bar de La Colmena, de Cela. Ya no hay cerilleros en los bares y ni siquiera se puede fumar. Montero es un ex boxeador y en su bar están las fotos de sus hazañas, es correctísimo y disciplinado, siempre hablándome de usted. En el bar de Montero sí puede haber algo en común con la novela de Camilo José Cela, en esa novela el Nobel de literatura escribió: “Los clientes de los cafés son gente que cree que las cosas pasan porque sí, que no merece la pena poner remedio a nada”. Yo creo que es cierto, pero sin matizar demasiado y sin hacer ansiosos esfuerzos de imaginación filosófica porque luego encontraríamos que, sin quitar la razón al contexto de Cela, hay cosas que pasan porque sí y otras que no.

Tras llevar más de diez años comiendo el mismo medio bocadillo de jamón serrano con tomate le pregunté:

—Montero, ¿cuál es tu nombre?

—Montero —respondió con su acostumbrada seriedad y corrección.

Quedé un poco asombrado tras su respuesta y enseguida pensé que tendría uno de estos nombres fruto de decisiones que dejan a los niños a merced de las burlas de sus compañeros de colegio, como por ejemplo: Luzdivino, Tesifonte, Uldarico, Crescencio o Benemérito; pero no, otro día me enteré de que se llama Juan Montero, lo dijo uno de estos personajes que se pasan horas intentando sacar premio de las maquinitas de echar monedas. Hay gente que profesa verdadera devoción al ruidito de estas máquinas. Todas las máquinas de todos los bares tienen a sus adictos ahí pegados y a otros que esperan con disimulo —como quien espera para hacer una gestión importante— a que acabe el que está jugándose las monedas. Luego están los que de buena mañana ya necesitan la dosis de absenta y las amas de casa ociosas que beben cerveza, fuman y critican a la vecina de abajo porque se pasa el día viendo telebasura o a la de enfrente porque se pone los labios muy rojos y la ropa ajustada.

Sí, Cela. Los clientes de los cafés son gente que cree que las cosas pasan porque sí, que no merece la pena poner remedio a nada. 

 

 

 

 

 

jueves, 20 de agosto de 2020

DECÁLOGO PARA MEDITAR






Hace muchos años leí algo parecido en la revista Reader´s Digest. Y ahora yo escribo un decálogo para meditar con la intención de que estas letras, que ya tienen una vida más larga de que la mía, se adormezcan en este mundo cibernético. Ahora no se gastan como en el papel y todo lo que se escribe queda para siempre. Ahora ya no ocurrirá como con los manuscritos de Mar Muerto, la vejez no quitará lustre a lo escrito, serán los mismos escritos los que se convertirán en sabiduría, sensibilidad y poesía o en basura espacial. Para escribir diez cosas que sirvan para meditar a quien las lea está claro que prefiero elegir postulados de sabios que han dicho cosas que en algún momento de nuestras vidas nos afectan o nos afectarán poderosamente.

Primero:
Si no encuentras descanso en ti mismo es inútil que lo busques en otra parte. (F. de la Rochefoucauld)

Segundo:
El que cree que en el mundo los diablos nunca andan sin cuernos y los locos sin cascabeles será siempre víctima o juguete de ellos. (A. Schopenhauer)

Tercero:
Los años enseñan muchas cosas que los días desconocen, (Ralph Emerson)

Cuarto:
Si confías demasiado puedes caer en la ingenuidad y si desconfías demasiado puedes caer en la tiranía. (Nicolás Makiavelo)

Quinto:
Adáptate tú al mundo porque tu cabeza es demasiado pequeña para que el mundo entero se adapte a ella. (George Lichtenberg)

Sexto:
Nunca es tan rígido el dolor que el tiempo no lo temple e incluso lo anule. (Annibale Caro)

Séptimo:
A quien dices tu secreto das tu libertad. (Fernando de Rojas)

Octavo:
Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría es tiempo de hacer una pausa y reflexionar. (Mark Twain)

 Noveno:
Si por la noche piensas en todo lo que has hablado durante el día puedes encontrarte cosas muy curiosas, principalmente si meditas sobre lo que dirían todos si supieron lo que has hablado con todos. (Anónimo)

Décimo:
Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo no sea que te chamusques a ti mismo. (William Shakespeare)