lunes, 25 de julio de 2011

AMY WINEHOUSE



Amy Winehouse
Posiblemente se confirmará que ha muerto por un exceso de sustancias estupefacientes. He escuchado en las noticias que esta mujer pasa a formar parte de la generación del 27; y, por un momento, he pensado que se estaban confundiendo porque ella no vivió en esa época, no ha sido una intelectual ni una pintora famosa. Amy ha sido una estrella del Soul actual. Me he dado cuenta de mi ingenuidad cuando han dicho que Jimi Hendrix, Kurt Cobain y Janis Joplin murieron a la misma edad: 27 años. Ellos han sido estrellas rutilantes que sucumbieron ante sustancias que llevan a muchas personas a una realidad destructiva y evanescente. Amy nos ha deleitado con dos canciones llenas de reminiscencias que parecen rejuvenecer y actualizar a los grandes mitos del Soul. El tópico dice que el “éxito ha hecho fracasar a muchas personas”, y en estos casos la frase resulta muy corrosiva y angustiosa porque nos recuerda que el dinero confiere demasiado poder a personas que no pueden tenerlo, un poder que blinda su bisoñez incluso a la autoridad de sus padres, quienes no pueden hacer nada para evitar que sus hijos desaparezcan en los desagües de la sordidez. Otra opinión podría decir que la vida efímera de una flor es más digna que la humana: una flor sólo vive para embellecer su entorno, igual que Amy Winehouse.

BELFAST


Veo en las noticias que los católicos y los protestantes vuelven a enfrentarse en Belfast. Las religiones son de nuevo la semilla que germina odio irracional y epígono. Lo que ocurre en Irlanda del Norte es vergonzoso porque muestra cómo las religiones han desordenado, sin remedio, el pensamiento de muchas personas. Martín Lutero se limitó a denunciar las bulas, no encontró ninguna base que legitimara al papa para pedir dinero a la gente a cambio de perdonar los pecados cometidos o a cometer; no encontró ninguna razón legítima que impidiera el matrimonio a un sacerdote. Y fue excomulgado por el Papa León X, quien no era precisamente un ejemplo de conducta, ya que es sabido que ese papa convirtió El Vaticano en un infierno para los niños y niñas que fueron violados y masacrados con la participación y/o aquiescencia del citado pontífice. Aún hoy visitamos con admiración la basílica de San Pedro, inconscientes de que se construyó con dinero robado a la gente que apenas tenía para comer, engañándolos con inicuas patrañas. Y ahora volvemos a tener en las noticias unos enfrentamientos que comenzaron en el siglo XVI. Y el papa actual, igual que muchos de sus predecesores, intenta que afloren lo menos posible los innumerables casos de pederastia cometidos por sus acólitos. A la iglesia católica no la vamos a hundir los ciudadanos, se va hundiendo ella sola. De momento su inmensa riqueza la mantiene a flote.