Veo en las
noticias que los católicos y los protestantes vuelven a enfrentarse en Belfast.
Las religiones son de nuevo la semilla que germina odio irracional y epígono.
Lo que ocurre en Irlanda del Norte es vergonzoso porque muestra cómo las
religiones han desordenado, sin remedio, el pensamiento de muchas personas.
Martín Lutero se limitó a denunciar las bulas, no encontró ninguna base que
legitimara al papa para pedir dinero a la gente a cambio de perdonar los
pecados cometidos o a cometer; no encontró ninguna razón legítima que impidiera
el matrimonio a un sacerdote. Y fue excomulgado por el Papa León X, quien no
era precisamente un ejemplo de conducta, ya que es sabido que ese papa
convirtió El Vaticano en un infierno para los niños y niñas que fueron violados
y masacrados con la participación y/o aquiescencia del citado pontífice. Aún
hoy visitamos con admiración la basílica de San Pedro, inconscientes de que se
construyó con dinero robado a la gente que apenas tenía para comer,
engañándolos con inicuas patrañas. Y ahora volvemos a tener en las noticias
unos enfrentamientos que comenzaron en el siglo XVI. Y el papa actual, igual
que muchos de sus predecesores, intenta que afloren lo menos posible los
innumerables casos de pederastia cometidos por sus acólitos. A la iglesia
católica no la vamos a hundir los ciudadanos, se va hundiendo ella sola. De
momento su inmensa riqueza la mantiene a flote.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, Pedro. Tu libro hablaba mucho de estas cuestiones.
Publicar un comentario