martes, 10 de junio de 2014

¿MONARQUÍA O REPÚBLICA?



Esta pregunta es tan contundente que nos hace sentir obligados a contestarla, a contestárnosla a nosotros mismos. Si estamos en ambientes de izquierda no queda elegante manifestarse monárquico y en ambientes conservadores no queda fino decir que somos republicanos. Y así damos más importancia a la opinión de los demás que a lo que, de manera reflexiva, diga nuestra conciencia. La imparcialidad intelectual nos lleva a la conclusión de que da lo mismo el modelo de Estado, lo que importa es la paz social, la unión de los españoles que legitimó la Carta Magna. Importa que la monarquía cuesta menos que una república y que, a pesar de Urdangarín (a cualquiera le puede salir rana un yerno), el rey de España no ha sido corrupto ni lo será Felipe VI. Lo que no podemos afirmar con tanta rotundidad es que un posible presidente de república no aparezca detenido por violentar a una chica, como ocurrió con Dominique Strauss-Kahn, quien habría podido alcanzar la presidencia de la república francesa. Juan Carlos I ha mejorado nuestro país, y su hijo continuará haciendo este trabajo. Por eso yo me inclino por lo que creo que más nos conviene: continuar con la monarquía. Las pancartas de la izquierda rabiosa (Pablo Iglesias) son maravillosas, me encantan; pero todos sabemos que en el fondo se trata de utopías que han destrozado y continúan destrozando a millones de seres humanos. George Orwell lo explicó como nadie en su “Rebelión en la granja”.