Hoy
en Diario de Mallorca Vidal Valicourt habla de la mala baba, del
ametrallamiento verbal y de la mala educación, y dice que eso no es fruto de la
crisis. Reflexiono sobre nuestros modales y me acuerdo de que el otro día tuve
una visita que me hizo el siguiente comentario: me dijo que en el ascensor
entró tras él otra persona, le dio la espalda y espetó: “¿Tú dónde vas?”. El
hombre que iba a mi despacho me dijo que se había quedado atónito, y pensó que
los modales de la corrección se están desmoronando. Habrá que acostumbrarse
porque puede que esa corriente en la conducta sea algo irreversible. Pero yo
vuelvo al sábado, un sábado cualquiera en el que uno se va al campo o a un
pueblo y contempla el paisaje, observa la cantidad de casas bonitas con árboles
ornamentales, tejas árabes y fachadas protegidas por sillería artesanal, y sólo
ve eso; no observa el humo de los barbacoas y ve que las ventanas están
cerradas. Entonces uno se pregunta qué harán los dueños de estas casas de
campo, dónde estarán. Dónde estarán sus amigos y sus familiares, y se acuerda
del egoísmo y de la envidia y de toda esa basura que impide que tantos
hermanos, amigos y vecinos prendan fuego a unos troncos los sábados y echen
carne para asar y la tomen con un buen vino. Da igual, yo pienso hacerlo hoy
igual que todos los sábados, en Campanet, con mis hijos.