sábado, 14 de diciembre de 2019

VIAJE A MALLORCA






El avión se deslizaba por un interminable campo de algodón. Pasados unos treinta minutos desaparecía el algodón y comenzaba a vislumbrarse tierra, una isla, que junto a la de Menorca en la antigüedad los griegos las denominaron Islas Gimnesias, ahora conocidas en todo el mundo por Balearic Islands, y para nosotros Illes Balears, nuestra tierra, cuyo nombre: Baleares, parece que fue dado por los cartagineses y romanos, y su etimología tiene que ver con los honderos, hombres de aquí cuya destreza tirando piedras con una honda los hizo famosos. Parece que los escudos de la época no eran muy eficaces para protegerse de las piedras lanzadas por estos guerreros. 

Yo era un viajero que venía de fuera y a primera hora de la mañana, una vez aterrizado, alquilaba un coche y me iba a la plaza España de Palma, al bar 1916, para desayunar dos ensaimadas con chocolate, un zumo de naranja, café y después encendía un puro 7, entonces se podía encender un puro en un bar, era normal. Y yo jamás imaginé en aquellos últimos años del siglo pasado que fumar se prohibiría en tantos sitios, pero este viajero no es muy certero a la hora de adivinar acontecimientos venideros. Este viajero añoraba el pa amb oli y el frit de porc, en la península no existen estas comidas, perseguía estos desayunos en los bares y la verdad es que en el bar Ca´s Reto estaban y están muy bien, y además me resultaba entrañable porque Pep Reto y yo somos coetáneos y estudiamos juntos de niños. El siglo veinte se iba a ir y yo era uno de fuera que venía muy de vez en cuando, pero con ánimo de regresar algún día harto ya de este fatídico triángulo de autopistas interminables que hay entre Valencia, Madrid y Alicante, aquellas tierras son territorio extraño; entonces me sentía un poco apátrida porque me había ido de Mallorca a unos lugares en los que no lograba habituarme. Todo está muy bien para visitar pero para vivir un mallorquín está mejor en Mallorca; aunque la gente es más cerrada, quizás por un ancestral resto de proteccionismo contra lo que viene de fuera, que no siempre era gente con buenas intenciones. En Valencia es normal que un vecino llame a tu puerta con dos cervezas en la mano para contarte el último chiste. En Mallorca a mí eso no me ha ocurrido nunca. 

En uno de mis viajes a Mallorca, el más triste de todos porque mi padre estaba agonizando, vino a casa mi vecino Jaume Ordinas, como buen vecino, para interesarse por la salud de mi padre y me encontró tecleando mi vieja máquina de escribir, la que me sirvió para aprender mecanografía de esta que ya no se usa: puedo escribir con todos los dedos y sin mirar el teclado. Jaume me preguntó qué estaba escribiendo y yo le dije que escribía sobre mis sensaciones de una semana en Campanet, luego él, tras leer lo que yo había escrito, se mostró algo sorprendido y me ofreció traducir aquellas letras y publicarlas en la revista de Campanet, me pareció bien. Recuerdo que en aquel artículo hablé de mi tristeza, mi padre iba a morir con el siglo. Hablé de mi querida prima Antonia Pons y de sus niños, yo los recordaba niños y, de repente, se habían vuelto hombres amables, jóvenes y fuertes. Hablé también del rubor que sentí a mis dieciocho años cuando estaba bailando pegado con una chica de mi edad: la acción punzante de sus senos en mi pecho se quedó para siempre en mis recuerdos adolescentes. Y hablé de la terrible angustia que sufrí a los doce años por la repugnante conducta del maestro Miguel Oliver Bauzá sobre cuyos actos prefiero no hablar. Cuando escribí sobre eso recuerdo que hice referencia a un fragmento de Aute: Yo pertenezco a la angustia por yugos que aprietan adentro.

Una vez instalado de nuevo en Mallorca, el viajero Pedro Tugores quería descubrir lugares donde resarcirse de estos años insulsos de estar fuera, y así se inició un recorrido en busca de los placeres gastronómicos de un mallorquín. Llegué a la conclusión de que lo que llamamos un “Variat” sólo es realmente exquisito en dos lugares de Mallorca: la bodega la Rambla, que está en la Rambla de Palma y el del bar Ca´s Cotxer de Sa Pobla. La Rambla, antes llamada vía Roma en honor a aquellos fascistas italianos que estuvieron aquí ayudando a Franco a constituir una dictadura militar, y después la Rambla de los duques de Palma de Mallorca en honor al entebanat de Urdangarín y a su esposa; y, claro, se tuvo que quedar de nuevo con el nombre de La Rambla sin más por las protestas ciudadanas, nadie quería a estos duques tan ejemplares ahí. Cabe destacar también un bocadillo que está sobradamente por encima de todos los demás. Sigue teniendo fama el llonguet del bar Bosch de Palma con tomate de ramallet y jamón, tanto como que desde hace muchos años a ese bocadillo lo llaman llagosta mallorquina, pero hay uno mucho mejor, así como el llonguet del Bar Bosch ha perdido esponjosidad, ese que considero el mejor se funde en la boca. El lugar es modesto, pero su calidad es asombrosa, parece como si fuera de hace cincuenta años, lo recomiendo. Es un bar que está en la carretera de Esporles. Cuando uno se encuentra con una bifurcación con un cruz, allí a la derecha hay un horno y un bar, es ese bar. Toni, el dueño es persona entrañable y el bocadillo de llonguet con jamón y/o queso supera lo imaginable. 
Ya se quitaron los nombres de las calles que homenajeaban a los tiranos de la dictadura militar, pero llama la atención que una de las avenidas más importantes de Palma lleva el nombre de quien puso los recursos económicos que hicieron posible la instauración de una dictadura militar: Juan March Ordinas. Me pregunto qué oscuros intereses habrá tras el hecho de que a estas alturas del siglo XXI esa avenida de Palma continúe llevando el nombre del mayor pirata español de todos los tiempos. Creo que fue Jaume Carner Romeu, ministro de hacienda a principios de la segunda república española, quien dijo: si la república no acaba con March, March acabará con la república ...y March acabó con la república, y ahí lo tenemos en esa avenida como si hubiera sido un héroe.

De restaurantes sí puedo decir lo que hay y lo que merece ser visitado, desde mi modesto punto de vista y teniendo en cuenta que seguro dejo de apuntar muchos que podrían ser mejores y que yo no conozco. De pescado entiendo que sólo hay cuatro que destacan sobre los demás: El Pura Louzao de la avenida argentina de Palma, que antes se llamaba Botafumeiro, es de estilo gallego y extraordinario en todos los aspectos, el Bon Sol de Ciudad Jardín es el mejor, allí iban todos los ejecutivos de las constructoras en los años de explosión urbanística y los industriales como yo les teníamos que invitar para que nos adjudicaran las abultadas subcontratas. Fui ayer con mi mujer y el dueño, que siempre se acuerda de que me llamo Pedro, nos dijo que cuando vino la crisis de la construcción le desaparecieron casi todos los clientes y que ahora ya se ha recuperado, sí, estaba lleno; nadie tiene el toque de plancha y sal con el pescado que tiene él. Después, y ya un poco más lejos está Casa Manolo de Ses Salines, es extraordinario. Tiene una especialidad de un calamar en su tinta que lo trincha el camarero junto a la mesa a la que va a servirlo. Y ya por último uno de playa, el restaurante El Lago de Son Serra de Marina, comer un gallo de San Pedro en este lugar es una experiencia especial que se aloja en los recuerdos de cualquier viajero. De carnes está el Loro Verde de Alcudia, buenos entrecots. El Hostal de Campanet, extraordinario cochinillo y solomillos. Ca´n Ripoll de Inca, siempre según su tradición, buenísima su comida y su vino de la casa. Y en Palma estos últimos años siempre vamos al Rodeo Grill, su solomillo con foi al Pedro Ximénez es cosa única y el steak tartar es perfecto. Otro lugar que nunca falla, rápido y exquisito, es Ca´n Punyetes del Puerto de Alcudia. No me referiré a los de Puerto Portals porque allí veo excesivo postureo (actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción), mucho lujo y nada que destacar, decir sólo que este verano por dos whiskys normalitos nos cobraron treinta euros. Y por decir algo de los que decepcionan me referiré al llamado Ca Na Toneta de Caimari, menú de degustación que no llega ni a aperitivo (uno acaba de cenar y sale de allí con sensación de hambre y con ganas de ir... aunque sea a un MacDonald) y cuesta como si fuera langosta fresca recién sacada del mar en Puerto Portals. Otro que no recomiendo y que no es por la comida sino por la falta de modales de los responsables, el Pedrín de Inca, allí una vez vi muestras de una mala educación que jamás había visto en un restaurante. Y aquí para ir a lo más cercano, nuestro bar Club es lugar de comida internacional, son gente encantadora, bromista y entrañable y se le podría decir que al tener tanto cliente mallorquín de vez en cuando podría sorprendernos diciendo que ha hecho berenjenas rellenas, lomo con col o lo que sea, por ejemplo. Creo que los que somos vuestros clientes os lo agradeceríamos. El bar Sa Galería está siempre lleno de caras amables y esmero en el servicio, sí en Sa Galería hace caracoles exquisitos creo que una vez al año. Y el bar de Bernat lo mismo, hace caracoles, bollit, y los últimos viernes de cada mes unas tapas exquisitas. La mujer de Bernat es una cocinera extraordinaria.

Y puestos a recomendar algo que no sea de comer, decir que ya está a la venta la novela Ulises de James Joyce en catalán. Es la número uno entre las cien mejores novelas de la Modern Library, y era mi asignatura pendiente. Mi hijo Roberto me dijo que a mi edad ya era hora de que leyera este libro y me lo trajo de su biblioteca, pero se lo devolví porque yo seguro que se lo habría destrozado con subrrayados y notas, así que lo compré y estoy en ello. En el prólogo el libro ya empieza provocando: La cabeza que sea bastante fuerte como para leer ULISES no se dejará trastornar por él.

El viajero regresa al siglo pasado y recuerda cómo volvía al aeropuerto nostálgico sabiendo que algún día regresaría a su casa de Palma y con la aspiración de poder vivir de nuevo en Campanet. El único aliciente de viajar en avión fue la lectura, el viajero dejó que la sensibilidad de José Saramago erizara su piel. Saramago era un ateo que escribió El evangelio según jesucristo con un gran respeto por algo en lo que no creía, pero lo cuestiona, lo interroga: ¿Cuándo vendrás, señor, a reconocer tus errores ante los hombres? ...tampoco dios sonríe, quizás avergonzado del mundo que creó. Saramago escribió El año de la muerte de Ricardo Reis, Ricardo Reis era un heterónimo de Pessoa. El libro resucita a Fernando Pessoa: gran poeta portugués cuya lírica ha quedado flotando en el aire para conmover sensibilidades eternamente. 



























sábado, 19 de octubre de 2019

DISCURSO SOBRE LA CORDURA



Aldous Huxley



Aldous Huxley dijo que ya no quería esforzarse en demostrar que la cordura es imposible. Yo supe quién era Huxley cuando leí su obra más emblemática, una distopía que conmovió los ambientes literarios. Un mundo Feliz ocupa el puesto cinco en la lista de las cien mejores novelas de la Modern Library.

Hizo bien en no esforzarse por demostrar eso, basta echar un vistazo a las noticias de cada día o conocer un poco la historia humana para ver que está de sobra demostrado, la cordura es una utopía imposible. Los humanos somos tan manipulables que nos aferramos a tendencias políticas o religiosas en plan gregario, como si fuera una necesidad de llenar los espacios huecos de nuestra conciencia o de nuestras frustraciones o de nuestros pensamientos o de nuestras ensoñaciones. O tal vez se trate de esta naturaleza ancestral que nos mantenía siempre con las armas en la mano, fuera para cazar o para defendernos del hostil entorno. Y ahora con todas las comodidades y sin ninguna posibilidad de que un depredador nos devore, nuestra naturaleza está hambrienta de lucha, harta de no tener enemigos que nos puedan lanzar una jabalina de madera que nos atraviese el corazón. Entonces tenemos que buscar enemigos como sea: los que no crean en nuestro dios merecen morir (eso ya no está tan arraigado, pero todavía existe). Los pensamientos políticos conservadores son propios de unos carcas del pasado, unos intolerantes que se han quedado en las cavernas, mentes limitadas que todavía creen en dios y en la vida eterna después del juicio final. Y los pensamientos progresistas los defienden unos irresponsables que no saben poner orden en la sociedad y sólo están ahí, disfrazados de filántropos,  para sacar provecho personal y de paso alimentar su vanidad. Sí, es así: hay que estar en un lado u otro y hay que vituperar al del otro lado. Así se pueden mantener los pensamientos encrespados para que no se adormezcan en el tedio cotidiano. Estos días vemos una justificación a lo que digo, en Cataluña ya no se trata sólo de las reivindicaciones políticas, legítimas o no ahí están. Allí ocurre que se ha abierto un espacio donde uno se puede desestresar prendiendo fuego a las cosas, y por eso han aparecido individuos de muchos países tirando piedras a la policía, quemando contenedores de basura, destrozando escaparates, etc. A estos les da igual la independencia de Cataluña, ellos quieren lío y allí lo tienen fácil, igual como si se tratara los Sanfermines de Pamplona o la Tomatina de Buñol, pero con ánimos ponzoñosos. Lo de Cataluña es más peligroso porque los chicos menores de edad no están formados y su conducta puede derivar a campos inadecuados para su futuro, un lugar como los demás donde la cordura es imposible, donde si no hay enemigos hay que crearlos. Supe de un caso en que tenían que derribar un hotel viejo y lo ofrecieron para desestresar a las personas, les entregaban un gran mazo y los ponían a tirar paredes. Allí, enfurecidos, se ponían a picar como locos, imagino que mentalmente dedicaban cada martillazo a alguien de la derecha o de la izquierda según su marcada ideología. Después iban a su casa a ducharse y dormían como angelitos. Creo que también alquilan unas habitaciones donde uno se puede encerrar para romper platos y otras insonorizadas para gritar. Y así nos encontramos con que el único atisbo de cordura se balancea en el anhelo de pertenecer a un error, a un fanatismo o a un dios. El único lugar acertado sería aquel que no pertenece a nada, a nada más que a su familia, a sus amigos, a su profesión y a sus aficiones. Ya nada es tan grave como en nuestro pasado, en la actualidad no creo que ningún pueblo pueda llegar a ser tan fanático y despiadado como lo fueron en la primera mitad del siglo pasado el pueblo Teutón, los Jemeres Rojos, Stalin, Mao Zedong y tantos otros. Ya nadie anda con estas conductas, creo. 

La masificación de personas acrecienta los problemas, y a eso se refería ya Diógenes unos trescientos a. de c. Aquello era una pequeña muestra del desorden: al agruparse la gente empezaban los líos. Y así tenemos que las leyes son la prueba más fehaciente de nuestras imperfecciones y al mismo tiempo la más clara muestra de nuestra evolución en sociedad (esta frase es mía y ya la he publicado en otros artículos). Pero si se da el caso de que no se respetan las leyes se produce una grieta en nuestra convivencia. Y el problema del anhelo de independencia de muchos catalanes rompe la armonía de la convivencia, pero yo no creo que haya que echar la culpa a estos catalanes sino más bien a la constitución de 1978 y a los gobiernos sucesivos que no han sabido encaminar sus inquietudes. Eso de defender la unidad de España derramando hasta la última gota de sangre ha quedado anticuado, es lo que nos hacían jurar cuando yo era Cabo de Artillería. Eso ya no es así. No hay que derramar sangre, ya bastó la sangre derramada en todas las guerras que dejó los campos embebidos de vergüenza. Respecto a la independencia de Cataluña soy partidario de que se dé una solución política. En primer lugar sí creo que un referéndum es legítimo y el gobierno español debería instrumentar lo que en Derecho proceda para que se pudiera llevar a cabo esta consulta en Cataluña, después, si resultara la mayoría partidaria de la separación de España, entiendo que procedería la consulta al resto de España pero sin fanatismos, tranquilamente y que en los mitines se apoyara la opción de dejar que el pueblo catalán eligiera su destino. Yo estoy con vosotros y con vuestros anhelos, hermanos catalanes, pero la cordura es imposible. Si con los años se obtiene la separación de España habrá valido la pena vuestra lucha: los políticos que ahora están en la cárcel y los exiliados, pasados los años, serán estatuas de bronce en parques y jardines igual como los otros héroes de tiempos atrás y se les rendirán merecidos honores por su valentía. Después podría ocurrir que nada hubiera valido la pena y que la lucha, el sufrimiento, la cárcel, etc. todo eso resultara inútil si ocurre lo que ya muchos vaticinan y saben: Europa se convertirá en un solo país igual como EEUU. El tejido de esta unión se está hilvanando desde hace muchos años: el Mercado Común, la Unión Europea, moneda común, tribunales comunes, comisarios con competencias en todos los países de la unión, eliminación de fronteras, espacio Schengen, control presupuestario desde el gobierno de Europa, los productos "made in Europa" están ahí, etc. Si no fuera dentro del contexto de Huxley, ajeno a la cordura, en el que estamos alojados, creo que no podría comprender los afanes secesionistas porque todo fluye en sentido contrario. Al ser sobre el año treinta y dos del siglo pasado cuando Huxley escribió Un Mundo Feliz se entiende perfectamente que él viera la cordura como algo imposible, se estaba urdiendo la mayor de las guerras jamás habidas, y el miedo se respiraba en la brisa de toda Europa. Ahora, en Europa, no se respiran aires bélicos y por ello sería deseable que pudiera entrar la cordura y el raciocinio en el cerebro de la gente que perturba la paz de las calles, los de un lado y los del otro también.  

No me voy a preocupar mucho de todo esto porque ya será tema para nuestros descendientes quienes pueden verse en un mundo muy distinto. No soy habitual lector del periódico El Mundo, pero el del día 7 de noviembre, día en el que he escrito este discurso, ha valido la pena porque hay un artículo que habla de que en el futuro tal vez haya que votar a un robot porque la inteligencia artificial será siempre más eficaz que la humana, luego desaparecerá eso que separa a los pueblos: derechas e izquierdas al abismo, y prevalecerá el razonamiento humanístico y científico. Después acaba diciendo que lo de que el presidente de un país sea un robot por ahora puede resultar demasiado fantasioso, pero que sea un híbrido, medio humano medio ordenador, ya se ve más próximo. En la época que yo tenía un Seat 600 ¿quién iba a imaginar que tendríamos coches híbridos? 

A Diógenes se le conoce también por "Diógenes el cínico", y se le atribuye esta cita: Cuanto más conozco al hombre, más quiero a mi perro. La vigencia de muchos postulados de filósofos antiguos es asombrosa, lo podemos comprobar ante el hecho de que la gente de los pueblos es más amable y está más tranquila que la gente que vive en las ciudades. Y las ciudades, cuanto más grandes, más problemáticas. En el año 1975 no sé a quién se le ocurrió denominar "Síndrome de Diógenes" a quienes padecen la enfermedad del aislamiento y la acumulación de basura y de trastos inútiles. Hay quien dice que es poco afortunada la denominación, pero se puede explicar a partir de que este filósofo preconizaba el desprecio a la organización social, y además era un vagabundo. Respecto a la agrupación de las personas, yo pienso que hay una explicación, los líos se hacen más grandes de manera proporcional al número de habitantes de una ciudad, y el motivo, además de lo expuesto al principio sobre nuestra naturaleza ancestral, es la moderna arquitectura. Si un hombre puede sembrar flores, tomates o cebollas en la tierra que tiene en su casa tendrá más disposición a cuidar de sus hortalizas que de ir a montar follón contra los unos o los otros. Por ello, es la arquitectura y la especulación la culpable de todo, el gran capital encajona a la gente en viviendas que son como nichos para cubrir sus necesidades básicas y les da igual si lo que hacen es preparar el terreno para la proliferación de conflictos sociales. Ellos ganarán mucho dinero mientras la gente pelea o grita en la calle contra lo que sea. No todos pueden alquilar una habitación para romper seiscientos platos en un par de horas. Los ricos de cada día son más ricos y la inmensa clase media de nuestro país está viendo cómo disminuye su poder adquisitivo, año tras año, sin parar. Y Así hay que dejar de hacerse ilusiones, tu partido político, el que vas a votar no hará nada por cambiar esto, no puede hacer nada, así que todo es un ametrallamiento verbal, diría Valicourt, del que deberíamos protegernos en lugar de aplaudirlo. Nadie arreglará nada. Y si alguien arregla algo otro lo estropeará, diría Murphy.




miércoles, 14 de agosto de 2019

ARTE CONCEPTUAL. Hierros oxidados en passeig del Born


Obra dedicada a Ahn Eak Tai

Hace años, en el passeig des Born de Palma, encontré media luna llena de hojas secas y tres hierros oxidados que se levantaban del suelo y seguían sinuosos hacia arriba. Por su configuración resultaba fácil suponer que esa media luna debería de estar llena de agua. Unos años después me encontré en el mismo lugar y me detuve. La media luna era un espejo de agua nítida. Fue entonces cuando vi un nombre en el agua: Ahn Eak Tai, no está escrito, cada letra es como un dado de acero inoxidable clavado en el suelo con la forma de cada una de las letras. No recuerdo si allí pone Eak Tai Ahn o Ahn Eak Tai. Al llegar a casa me enteré enseguida de quien se trataba: un ilustre director de orquesta que nació en Pionyang y murió en Mallorca, fue director de las orquestas filarmónicas de Viena, Berlín y Roma entre otras, y fue también el primer director de la orquesta sinfónica de Baleares. Recordé críticas a esa escultura. Y acabé pensando que la obra no resultaba apta para criterios superficiales ni para tontos engreídos, como los que encontré en algún Blog mallorquín de gente culta. Hay dos clases de cultura: la que acumula los conocimientos necesarios para ser un buen profesional, que merece todo mi respeto; y la otra sería aquella que, además, está dotada de la sensibilidad necesaria para captar, por ejemplo, un obra de arte conceptual. Y por supuesto sería deseable que estas personas cultas que se dedican a criticar obras ajenas se callaran y así ocultarían su estupidez, pero las cosas no son así. Los idiotas, envanecidos igual como los grillos en verano, hacen alarde de sus limitaciones y las ponen de manifiesto constantemente con sus actos, palabras o silencios.

El arte conceptual nace como una manifestación de protesta por lo existente, pretende mostrar una disconformidad con lo establecido, tal vez lo que llevó al mundo a dos grandes guerras en el siglo pasado. A veces he pensado que el movimiento Hippy de los años sesenta no era otra cosa que una metáfora o una manifestación abigarrada y abstracta del arte conceptual o viceversa. En aquellos años comenzaron a salir artistas que se rebelaban contra el arte reconocido, pero la cosa venía de más atrás porque en general se atribuye el inicio del arte conceptual a los ready-mades de principios del siglo XX del artista francés Marcel Duchamp. En francés los ready-mades serían objet trouvé. El arte conceptual puede representar una protesta, pero en el fondo se trata de mostrar objetos no para contemplar el arte, la belleza o la singularidad que puedan ofrecer sino para desafiar al espectador ofreciéndole una perspectiva que invita a una disquisición intelectual. En el arte conceptual no importan los materiales ni las formas, solamente lo subjetivo, lo que puede sugerir el artista al pensamiento ajeno. Pero podemos ir más allá, a buscar la confusión y el caos al leer a quien dice que el arte conceptual se divide en dos campos: uno sería el de la presentación de algo ausente dentro de un proyecto no realizable y el otro sería la presentación de ideas invisibles e inexistentes. Se trataría también de hacer arte sin necesidad de que existiera algo para mostrarla. Luego un lienzo completamente blanco, nítido y sin una sola raya ni punto sería arte conceptual, lo sería a partir de que alguien lo aceptara como tal dentro de la performance de una reunión de bohemios. 



Inevitable para mí escribir sobre este arte y no recordar a quien tuve de profesora de filología, María José Alonso. Yo siempre la llamé Emejota. Una vez me invitó a tomar café en su apartamento de Ca´n Pastilla y yo, asombrado al entrar, vi que había un inodoro sin conectar a nada, la pura porcelana sin tapa ahí, en medio del salón. Ella, al ver mi cara de asombro, sonrió diciendo: “Arte conceptual, Pedrito”. A mí la verdad es que por mucho que especule intelectualmente sobre ese inodoro no paso de imaginar sus funciones prosaicas, no soy capaz de ver otra cosa. Hasta hace pocos años Emejota entraba en mi Blog publicando comentarios en los que me regañaba por algún defecto de sintaxis en mis artículos. Un afectuoso saludo para ti, Emejota, sigas o no leyendo mis artículos.

En mi segundo encuentro con la obra de Joan Costa dedicada a Ahn Eak Tai, como decía al principio, había un espejo de agua nítida y de ahí tres hierros ondulados habían crecido hacia el cielo unos cinco metros. Luego tuve que reflexionar sobre lo que me sugería el artista a mí al contemplar esa escultura. Sin muchas divagaciones comencé a pensar en la charca primigenia, de donde procede todo, la vida sin contaminación, sin los siete pecados capitales y mucho antes de que Adán y Eva comieran de la fruta prohibida. Sí, esa agua cristalina representaba en aquel momento la utopía de una vida sin defectos. Y los hierros que habían salido del agua podrían representar a los seres humanos, luego el óxido que cubre todas las superficies de los tres paralelepípedos metálicos representa, claramente, nuestra estupidez, nuestra vergonzosa historia y también el inquietante futuro de la humanidad. 

Si voy otra vez allí, al Passeig des Born, tal vez me deje influenciar por otros pensamientos y la escultura me sugiera lo contrario de lo que acabo de escribir, no lo sé. El arte conceptual nos lleva a una metafísica de confusión, pero yo lo veo todo muy claro: no entiendo nada. 


















sábado, 13 de julio de 2019

MAGALUF

Un inglés en Magaluf

En estos últimos años la fiesta alborotada de Magaluf es constante, todos los veranos, y da mucho que hablar. Los psicólogos dicen que el alcohol puede producir una desinhibición total y en ese desorden se cometen actos que de otro modo no se producirían. La flema británica pierde su encanto ante la irritación que muestran los ingleses echando la culpa a los empresarios de los locales y aseverando que en el Reino Unido les quitarían la licencia. Si existiera alguna culpa no sería de los empresarios. Pero no soy partidario de los juicios superficiales sobre el asunto. Más bien entiendo que procede preguntarse por qué se hacen estas juergas en Magaluf. Y no resulta complicado responder partiendo de los postulados de Freud, unos postulados del siglo XIX o de principios del siglo XX que atinan sobradamente sobre la conducta humana, sobre la neurosis, sobre la histeria, sobre la locura, sobre la desdicha y sobre muchísimas cosas más. Podría pensarse que es un defecto de nuestra civilización que no se muestre a los alumnos en las facultades de filosofía, psicología y psiquiatría lo que ya es de sobra conocido, pero no: los filósofos dan sus clases monótonas, los psicólogos no son tontos aunque se les haya calificado así desde distintos ámbitos, y los psiquiatras escuchan con aburrimiento los trastornos de la gente y les recetan pastillas para que se vegetalicen sus pensamientos y se adormezcan sus penas. En este asunto practico una pesada tautología porque he escrito bastantes veces sobre eso y lo volveré a hacer ahora: Sigmund Freud determinó que las personas se componen de tres partes: una sería la imagen pública que los demás desean ver en nosotros, la otra sería la esencia animal de la que procede todo ser humano, y la tercera sería una conciencia despistada. Esa parte tan correcta que la sociedad quiere ver en nosotros estrangula demasiado al ser primitivo que llevamos dentro. Cuánto más se hace callar al animal más grande es el desorden, luego aparece la tristeza, la frustración y pueden aparecer la neurosis y la locura. Este desorden no perjudica mucho a las personas cuando encuentran un camino para escapar de la jaula a través del alcohol, del anonimato o de las fiestas de Magaluf. Pero es terrible para los que todavía creen que los humanos fueron creados por dios, así aparecen tantos casos de clérigos y similares que tratan con niños que, sin tomar conciencia de ello, reniegan del animal del que proceden y por eso se les acaba pudriendo el cerebro; una putrefacción que se hace ostensible, en demasiados casos, a través de conductas pedófilas.

A los ingleses, alemanes y otros que montan esos desórdenes en Magaluf se les entiende perfectamente. En sus países casi no hay bares, no tienen la costumbre de ir a tomar una cervecita con los amigos para destrabar conversaciones y llevarlas a esa parte de todo que no es formal ni coherente, una parte muy necesaria para contrarrestar la seriedad a la que tenemos que acogernos la mayor parte del tiempo en el que estamos despiertos. A los europeos de la parte de arriba les faltan la luz y los bares, y con este motivo necesitan ir a Magaluf no para tomar una caña sino para tomar cerveza hasta reventar.

Cielo turbio, luz mortecina como la mirada de un cadáver, horizontes cerrados. Ni una sonrisa acogedora en aquel espacio triste e inhóspito. 

Son palabras del poeta Rabindranaz Tagore (Nobel de literatura del año 1913) que afloraron en sus pensamientos al contemplar aquel Londres de la primera mitad del turbulento siglo XX. No ha cambiado mucho, Londres sigue siendo poco acogedor para uno de fuera, el cielo está sucio, y sí, su luz parece la mirada de un muerto, no hay horizontes, todo es niebla contaminada y la gente no sonríe a sus vecinos, más bien muestra cara de pocos amigos. Los extranjeros noctámbulos se transforman en Magaluf, se vuelven amables, saludan a los desconocidos, están tontos en definitiva, pero los entiendo y los apoyo. Si yo hubiera aprendido a hablar inglés seguro que iría allí a tomar cerveza con ellos. 

El remedio a muchos desórdenes pasaría por disminuir la hipocresía y aumentar la tolerancia. El paso del tiempo se ocupa de eso con pesada lentitud, aun a pesar del freno que aportan los anacronismos políticos y religiosos, vamos avanzando. Ahora hay menos hipocresía y más tolerancia que hace cincuenta años. Pero ese proceso de desintoxicación, de erradicación de la estupidez humana no es para que nos sintamos optimistas. La estupidez es algo generalizado, consolidado… que tal vez disminuya un pequeño porcentaje cada lustro, un cero coma uno por ciento, por ejemplo.







viernes, 17 de mayo de 2019

CRESTAS, CATENARIAS Y ELUCUBRACIONES





Iglesia de Manacor

Catenarias


El Blog de José Saramago (Nobel de literatura) sigue activo a pesar de que él ya falleció, y desde ahí, por alusiones, mi artículo ha sido leído y se ha publicado el siguiente comentario en el Blog del Nobel. 

    Blogger mql dijo...



http://pedrotugores.blogspot.com/2019/05/crestas-catenarias-y-elucubraciones.html?m=1

Brillantísima y profunda aportación.
Un gozo su lectura e inevitable reflexión.
Muchas gracias
mayo 30, 2019 6:02 p. m.


 Estas crestas inertes de iglesias y catedrales, igual que las catenarias, no hacen más que interrumpir los horizontes del viajero. Por carreteras secundarias que conducen a Toledo, si no fuera por las catenarias, uno pensaría que está entrando en un mundo mágico de dragones, princesas y castillos. Eso me vino a la cabeza la única vez que viajé en coche por aquellas tierras.

     Quedaron obsoletas las espadañas a sabiendas de que pronto habría presupuesto para alojar las campanas en pináculos más consistentes y protegidos de la lluvia. Siglos atrás, en lugar de campanarios había alminares y en lugar de campanas almuédanos que cumplían exactamente con la misma función. Según se ve actualmente en nuestro pueblo y en los de al lado, existe una situación extrapolable a toda la vieja Europa. Parece que pronto se construirán alminares y volverán a vociferar los almuédanos en nuestros pueblos. 

Lo económico no era problema, la iglesia se quedó con la propiedad de media Europa tras la peste bubónica. Los moribundos debían firmar la transmisión de sus propiedades a favor de la iglesia católica para ir directamente al paraíso eterno de los cielos, y así lo predicaban curas y frailes por las polvorientas calles del viejo continente. Con la inmensa riqueza recaudada la geografía de toda Europa quedó plagada de crestas inmóviles e irracionales sobre las que Ken Follett escribió un best seller tontorrón del que ha vendido toneladas de ejemplares. La construcción de una catedral duraba más de cien años, así que había empleo para varias generaciones. Me he fijado en Es Convent de Manacor, un edificio de belleza y lujo impresionantes. He leído ahí que se inició su construcción a mediados del siglo XVI y se terminó unos cien años después para uso y disfrute de los frailes del lugar mientras los obreros que construyeron el edificio vivían en casas cuyos tejados podían salir volando con una tormenta de septiembre, unas míseras viviendas por cuyos suelos discurrían pequeños riachuelos tras las lluvias. El patio de Es Convent tiene naranjos en el centro desde donde se ve que está anexo a una iglesia; una más de tantas, pero esta muestra grandes contrafuertes desafiando vientos y lluvias. El perímetro del patio interior es un cuadrado de soportales cuyas bóvedas y torneadas columnas muestran que su construcción no tenía limitaciones presupuestarias. Y así Es Convent podría ser como un lujoso ábside lateral que actualmente sirve para dependencias municipales. Todos los pueblos tienen una cresta en la plaza que se eleva muy por encima de las casas, en el lugar más céntrico. En su fachada principal siempre hay un gigantesco rosetón que observa, como un ojo de cíclope amenazante, la conducta de los habitantes temerosos de dios. No sé quién dijo: No engrandecerás a tu pueblo elevando los tejados de sus casas sino elevando las almas de sus habitantes. Si quien dijo esto era religioso imagino que se refería a que crece el alma incrementando el amor a dios, pero si era laico seguramente se refería a que los seres humanos debíamos acrecentar nuestra empatía. Lo digo porque yo no sé lo que es el alma, tal vez esos veinte gramos que salen volando del cuerpo en el momento exacto del óbito. O es tal vez una mariposa colorida e inmaterial que ven los poetas revoloteando alrededor de algunas personas, o una flor que ven los enamorados en la oreja de su amada. No voy a hablar más de pueblos porque pienso en cómo los veía José Saramago de noche, desde el cielo, con su máquina voladora medieval: los pueblos eran estrellas que se habían caído al suelo. Desde que leí eso, viajando de noche en avión he mirado los pueblos de Mallorca desde el cielo y sí, efectivamente, parecen estrellas que se hubieran caído y que están ahí con todo su brillo nocturno. Pero yo no tengo la visión poética de las cosas que tuvo José Saramago cuyas letras me empequeñecen tanto que, aunque se me puede calificar de escritor porque existe un ISBN del que soy autor, me siento como un aficionado que todavía no ha aprendido a escribir. Eso de la máquina voladora de Saramago ocurría en la misma novela en la que una mujer llamada Sietelunas buscó a su amado, un hombre manco llamado Sietesoles, durante nueve años caminando de Norte a Sur y de Este a Oeste por todo el país pasando hambre y todo tipo de penurias, hasta que al fin lo encontró y no supo qué decirle. Esta fue la novela (Memorial del convento) que leyó la periodista española Pilar del Río y que la convirtió en Sietelunas porque se fue a Portugal a buscar a José Saramago y acabó casándose con él.


     Si a principios del siglo pasado el poder hubiera creído y apoyado a Nicola Tesla no existirían las catenarias. Según parece, Tesla demostró que la electricidad se podía distribuir igual como las ondas de radio y televisión (ya lo dije en el artículo que titulé: Autodidactas). Pero eso habría estropeado muchos negocios, así que nada, ahí están estas torres monstruosas que estropean los paisajes y además hacen ruido. Menos mal que los cables sirven para el descanso de los pájaros que al tocar con sus patas un solo cable no les pasa nada. Si pudieran tocar dos cables a la vez quedarían convertidos en un amasijo chamuscado de carne y plumas. En la finca que heredé de mis padres hay una catenaria a la que odio sobremanera, traza una línea oblicua sobre estas viejas y mal cuidadas tierras y no sé dónde demonios lleva la electricidad, pero lo que sí sé es que cada cierto tiempo vienen operarios de la compañía eléctrica a decir que tienen que recortar algunos de mis árboles para que no perjudiquen los cables. Tenemos que acceder, no queda más remedio que acceder. No tengo pruebas de que esa catenaria envenene el aire pero sí tengo pruebas de lo que me irrita su presencia, no tan ponzoñosa como la presencia de los políticos en los informativos de televisión cuando están en campaña electoral, como ahora, esta tarde del miércoles, veintidós de mayo de dos mil diecinueve que dedico a escribir este artículo. Ellos pululan vociferando diatribas que envenenan el aire que respiramos. Generan antagonismos entre la gente de bien que, de manera inconsciente, toma posturas vicescerales contra uno u otro bando según le parezca o según haya heredado la creencia de su entorno. La gente no debería ir a escuchar los discursos demagógicos de los políticos, les resultaría más sano quedarse en casa leyendo un best seller aunque fuera tontorrón como la mayoría de ellos: Los pilares de la tierra, El Código Da Vinci, etc. A mí me cae bien la gente de las izquierdas y la de derechas, tengo amigos en ambos lados, y desearía que tuvieran un poco más de empatía entre ellos y que colaboraran todos aportado cosas en lugar de echarse en cara los errores o lo que califican de errores porque les conviene en sus discursos. Entiendo, en definitiva, que deberíamos relajarnos más y aprender a apreciar también a los que piensan distinto, son personas igual que nosotros mismos.  









viernes, 22 de marzo de 2019

EMMANUELLE




Silvia Kristel

En la década de los setenta, cuando la homosexualidad todavía era competencia de psiquiatras y policía, irrumpió en las grandes pantallas la película Emmanuelle, así se llamaba la protagonista interpretada por la actriz holandesa Silvia Kristel. En la pantalla se la veía retozando lascivamente con mujeres y con hombres en contextos altamente lujuriosos. Se trataba de un erotismo que hasta entonces había permanecido oculto en nuestro país debido a la repugnante dictadura militar que nos tocó sufrir y a la omnipresente hipocresía católica. Aun hoy, libres y sin censuras, resulta escandaloso que la esposa mantenga un apasionado encuentro sexual con un desconocido y, al llegar a casa, se lo cuente al marido para que los dos se exciten repasando minuciosamente todos los detalles del episodio. Resulta más fácil tener ese encuentro, sea hombre o mujer quien lo haga, y mantener el secreto. Así no se entera nadie de que nuestra naturaleza va por un lado y nuestra fingida apariencia ante los demás va por otro. 

Emmanuel no trataba de mero erotismo gratuito, era un concepto de ideas diferenciador del que se hicieron incluso algunas tesis universitarias. Representaba la separación entre el sexo y el amor, cosa que no está clara para casi nadie. Y ese es el principal motivo de los divorcios y separaciones: el posesivismo al que la sociedad nos induce, ese sentimiento que nos lleva inexorablemente al tedio, al engaño o a la ruptura. Somos como somos y, según se puede deducir por los anuncios de prensa e Internet, hay una gran cantidad de hombres que utilizan los servicios sexuales de pago. El negocio del sexo mueve ingentes cantidades de dinero. Y precisamente esta es la prueba de que hay algo que no funciona bien en nuestra sociedad. Unos dicen que hay muchas mentes viciosas y depravadas por ahí, y otros, en cambio, callados, pensarán que deberíamos ser más valientes y no apartar la mirada ante la hipocresía con la que barnizamos estos asuntos. Aunque llama la atención el hecho de que los suspiros orgásmicos de Silvia Kristel hayan germinado en la sociedad, lo digo porque hay muchos portales en Internet en los que parejas y matrimonios se anuncian, algunos con fotos excesivamente explícitas y descaradas, ofreciéndose para intercambiar las parejas en episodios sexuales sin ánimo de lucro. No es difícil comprobar que eso es cierto y sí es fácil comprobar que nadie habla de eso y si alguien habla algo es para negar una realidad que le sobrepasa.

Desde mi modesta página de opinión, aunque no se compartan estas tendencias, se entiende que merecen respecto y que todas las personas tienen derecho a vivir de acuerdo a sus propias convicciones y creencias. No parece que las futuras generaciones vayan a organizar sus vidas igual como lo hemos hecho hasta ahora. En informativos serios de televisión he conocido palabrejas como: “triamor y poliamor”, neologismos que significan arreglos entre tres o más personas. Es decir que si un hombre ama a dos mujeres se pueden organizar para vivir juntos los tres, o viceversa: si una mujer ama a dos hombres se pueden organizar para vivir juntos los tres. Bueno, y si se añaden otros, indistintamente de su sexo, también es posible. Eso existe ya actualmente y podría desembocar hasta en un cambio en la arquitectura actual tanto de construcción de casas y edificios como de muebles. De hecho se nos ha colado un anglicismo en la arquitectura de nuestros días que podría ser el primer guiño a una nueva arquitectura adaptada a la sociedad del futuro, se trata de la palabra loft, que procede del Nueva York de los años cincuenta y se refería a espacios grandes que utilizaban clandestinamente para talleres de confección y almacenes, sin separaciones. Y ahora ya se construyen apartamentos que han bautizado de esta manera tal vez por aproximarse mejor el término inglés a lo que en realidad se construye. Veo posible que el término loft, que traducido significa desván, se aproxime más a la idea de los espacios a los que antes me he referido que a un desván en sí. Aunque yo no he visto ninguno de estos nuevos apartamentos supongo que los espacios para funciones fisiológicas sí tendrán su intimidad por lo grotesco que podría resultar si no fuera así. Cabe decir que no veo todavía la palabra loft en los diccionarios aunque su uso ya está muy extendido. 

La enfermiza situación de los matrimonios actuales: más del cincuenta por ciento de divorcios y un altísimo y desconocido porcentaje de apatía, debe trasladar a la sociedad a otras formas de concebir la convivencia, otras formas menos conflictivas y más condescendientes con lo ajeno, se supone. Aunque todavía hay otro factor del que ya he hablado en otros artículos: lo económico. Antes un hombre joven con un empleo normal y sin una excesiva preparación, como era mi caso, ya se podía comprar piso, coche y tener hijos aunque su pareja no tuviera trabajo y sólo se ocupara de los niños y de la casa. Ahora, incluso con dos sueldos no es tan fácil. Luego la gente, víctima de la voracidad de los grandes capitales y de la globalización, irá pensando en otras alternativas y los más mayores quedaremos boquiabiertos con las nuevas palabrejas que antes he mencionado.

Creo que Silvia Kristel murió en 2012 de cáncer. Murió pobre y enferma. Dijo que vivía en Ámsterdam porque allí nadie se fijaba en ella si llevaba los zapatos viejos o la ropa raída. Publicó su biografía y le dio por título: Desnuda. Me duele que su vida acabara así. Pienso que lo único que hizo mal fue consumir cocaína y abusar del alcohol.