miércoles, 14 de julio de 2021

DESANGRARSE

 



Poco antes de que acabara el siglo XX trabajé unos años en Madrid, y allí, por las mañanas, siempre desayunaba con la columna de Francisco Umbral. Un día leí que él había decidido desangrarse en las páginas de los periódicos todos los días en lugar de dedicarse a hacer un libro total. Las chispeantes letras del poeta, gotas de sangre negra en el periódico, daban una nota vivaracha bajo el trémulo, acechante, contaminado y angustioso aire de la gran urbe. Cierta orfandad se instaló en los periódicos cuando falleció Umbral, y ahora, que yo sepa, en la prensa sólo gotean destellos luminosos de vez en cuando en las letras de Raúl del Pozo y de Juan José Millás. Ahora, quizá por el hastío que produce “la visión de un mundo agonizando por el absurdo” (Palabras de Saramago) yo he decidido que no voy a desangrarme más con mis artículos. Sólo escribiré, si se me permite, cuando tenga algo que decir y no sé con qué frecuencia puede ocurrir eso y tampoco sé si volveré a escribir. Me he jubilado y ya han menguado mucho mis inquietudes de mejorar el mundo: no hay nada que hacer.