Hace unos años que el premio de
novela Ciudad de Palma “Camilo José Cela” se declaró desierto por la falta de
calidad de las obras presentadas, según dijo la prensa. Al leer la noticia quedé estupefacto: yo
acabada de terminar de escribir mi segunda novela “Historia de una blasfemia” y
pensé que de mi libro jamás se podría decir algo parecido porque de sus letras
saltan chispas que prenden fuego a los
ánimos del lector. Entonces me animé y me vi próximo a obtener este
galardón. Pero entonces entró en el ayuntamiento el partido socialista y vi
truncadas mis esperanzas debido a que ellos no aceptaban obras escritas en castellano
y yo no fui capaz de conseguir que alguien me hiciera la traducción.
Bien, pues el pasado año, cuando el
Premio ya aceptaba obras escritas en castellano, yo estaba diciendo a mis
amigos que mi novela debería salir ganadora de este concurso. Y vaya decepción:
ganó un argentino hablando de la vida en Argentina después de las dictaduras.
Según parece, porque no he podido conseguir ningún ejemplar, se trata de lo que
decía la prensa en Buenos Aires en aquellos tiempos. Así que por lo poco que sé
se trata más bien de un relato confeccionado a partir de recortes de prensa.
Así que la novela que ha ganado el Ciudad de Palma en Castellano carece de
interés para los mallorquines. Este autor muestra falta de creatividad
literaria, lo que se puede observar fácilmente leyendo fragmentos del único
libro suyo que anda por ahí. Este último ganador no tiene nada en su
literatura. Y la novela “Historia de una blasfemia” lo tiene todo. Ningún
lector puede quedar indiferente porque las personas se identifican con lo más
íntimo de cada personaje. A cualquiera que empiece a leer mi novela le cuesta
demasiado abandonarla, el argumento lo atrapa; eso han dicho las personas que
han tenido acceso al manuscrito. Estoy tan seguro de estas afirmaciones que
puedo deducir sin lugar a dudas que ningún miembro del jurado leyó mi novela,
ninguno de ellos. Si la hubieran leído me habrían concedido el premio,
embriagados y sobrecogidos por la magia del argumento.
Hace años me ilusioné con la idea de
ganar el premio Planeta y tenía un motivo para ello: haber leído una parte
importante de los que obtuvieron este galardón y haberlos comparado con mi
novela “María León” No tenía ninguna duda de que mi novela podría superar
claramente a algunos de los que leí, por ejemplo: la penosa obra de Carmen
Rigalt, no recuerdo si ganó el premio o quedó finalista. Es evidente que fui
ingenuo, los premios se pactan antes de que finalice el plazo de presentación
de las obras y no se otorgan a los mejores sino a los que salen por la tele:
Carmen Posadas, Sonsoles Ónega, etc, etc. etc. Bien, pues el año que yo
presenté mi novela ocurrió que concedieron el premio Planeta al chileno
Echenique con una novela a la que, entre otros defectos, le pillaron dieciséis
páginas plagiadas. Qué vergüenza para el Planeta, pero, claro, como ellos son
propietarios también de los medios de comunicación, el público no tuvo
constancia de la deshonra del premio Planeta. Ojalá que no le pase esto al
Premio Ciudad de Palma de novela. Pero como no todos los jurados aplican el rigor
necesario a sus decisiones, esto le puede pasar a cualquier premio.
Y así este año voy a presentar de
nuevo mi novela “Historia de una blasfemia” al concurso Ciudad de Palma sin
ninguna esperanza y recordando aquello que dijo un padre a su hijo: “No esperes
que la vida sea justa”