Salman Rushdie |
Un comentario
suspicaz e hilarante de uno de mis lectores ha despertado en mí unas sonoras
carcajadas esta mañana, él ha dicho: Yo sospecho que el decreto religioso del
ayatolá Jomeini condenando a muerte a Salman Rusdie no es por atacar la figura
de Mahoma en Versos Satánicos sino por lo mala que es. “Versos satánicos” es
una de las novelas más importantes del siglo XX, un poemario itinerante que
saca chispas y lustre a la sensibilidad, a la lírica y a la locura, con algunas
connotaciones dantescas. Rushdie fue objeto de burlas y desprecios xenófobos
durante su juventud en Londres; allí, en aquellos tiempos, era un indio intruso
en país extranjero. Y supongo que sintió consuelo cuando le salieron estas
palabras, insertadas en la novela que nos ocupa: Los engañó del modo que un ser
humano sensible puede convencer a los gorilas para que lo admitan en su
familia, para que lo acaricien y lo mimen y le metan un plátano en la boca.
Está llamando “gorilas” a los británicos y se jacta de haber burlado su hipocresía haciendo que lo admitieran en su sociedad literaria. Creo que actualmente,
Rushdie es el presidente de la Royal Society of Literature; es, además, uno de
los escritores más reputados del mundo. Un corte de manga para sus enemigos y
detractores. Con los "Versos satánicos", uno puede captar una prosa
poética que embellece y coloca una aureola luminosa a la novela. Por ejemplo:
… sus labios
eran pálidos y no rojo sangre; su cabello, rubio-hielo en lugar de azabache, y
sus ojos, no grandes e inocentes sino entornados por la costumbre de evitar el
reverbero de la nieve…