El rey Farouk I |
Puede caer el
último faraón, Hosni Mubarak. Atrás quedan sus predecesores asesinados: Nasser
y Sadat, que surgieron tras la caída del último personaje de sangre azul, el
rey Farouk I; este individuo gastaba toneladas de oro en lupanares y casinos de
la ribera francesa mientras sus súbditos morían de hambre. Curiosamente, a
Farouk I le encontraron la colección de películas pornográficas más completa
del mundo, según se comentó en aquella época. Puede que caiga Mubarak, igual
que ha caído su vecino de Túnez; pero eso, de momento, no es una garantía para
que se deje de abusar del pueblo. Pueden cobrar fuerza los fundamentalistas
islámicos, y entonces pasarán de una situación pésima a otra mucho peor. Se nos
complicarán las cosas a los que aún no hemos visitado las pirámides ni la tumba
mágica de Tutankamón; aunque uno no tiene mucho afán por visitar los monumentos
antiguos porque sabe de la sangre reventada y de las lágrimas que se vertieron
en su construcción. La única esperanza de los egipcios es que los más jóvenes
lleguen a entender de una vez que las religiones no son más que un medio para
dominar y someter voluntades. Aún quedan demasiados lugares en el mundo donde
el pueblo cree en las patrañas de los clérigos, y así pasan hambre y se privan,
de manera absurda, de la libertad. Por eso y por muchas otras cosas el Nobel
Saramago habló de la visión de un mundo agonizando por el absurdo.