Los
chinos creen que lo que se celebra es el cumpleaños de Papá Noel. Y eso que son
los mayores proveedores del mundo de todas esas cositas de colores que lo
adornan todo, incluso del confeti que colorea nuestras desdichas cuando la
absenta las convierte en sonrisas. En fin, unas fechas que no hacen más que
arañar las sensibilidades de una sociedad que se ha ido estructurando con
antiguas normas, unas costumbres que sitúan a la mitad de la población en un
claro fuera de juego. Un desarraigo producido por los divorcios que nos echan
de la mesa navideña el día de Nochebuena y el de Navidad, y nos deja sonámbulos
con quien sea pero no con quien deberíamos estar. Un bochorno que llena de
tristeza a las familias que han perdido a alguno de sus miembros, y que pasan
estas fechas con lágrimas llenas de añoranza. Sólo allí donde toca la lotería
desaparecen las penas, porque no sólo hay que soportar los desajustes de
nuestros corazones, también están ahí las hipotecas, la falta de trabajo o la
angustia que produce la posibilidad acechante de perderlo. Yo no quiero
felicitar a nadie, decir sólo que todas las semanas tienen un lunes, y que no
os preocupéis que pasado ese trance volverá a haber un lunes de fiestas en el
que reanudaremos nuestra vida como si nada hubiera pasado.
2 comentarios:
Gracias, Emejota, por continuar tu labor docente conmigo. Feliz año nuevo.
Yo también te quiero. Feliz año nuevo y un besazo.
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