miércoles, 18 de julio de 2012

MARTES



Todavía no se ha despegado del todo la resaca del fin de semana, pero uno ya va entrando en esas responsabilidades cotidianas que, en definitiva, representan nuestra vida; una vida que nos echa en cara, tarde o temprano, todo lo que hicimos mal en los años anteriores: la pereza y las fiestas que truncaron tantas intenciones intelectuales, o peor aún: la avaricia desmedida y estúpida que convierte brillantes carreras políticas en ese panorama que nos muestra Diario de Mallorca hoy en la portada. Vemos a Munar y a su acólito sentados en el banquillo de los acusados escuchando sentencias de cárcel. Puede que todavía queden restos de nuestro turbulento pasado: en el Imperio Romano y en otros imperios el emperador llegaba a creerse un “ser divino”, y no tan lejos tenemos a nuestro último dictador que llegó a sentirse enviado de dios para dirigir los destinos de los españoles a su antojo. Y lo más reciente nos muestra a esta rutilante señora de la política mallorquina que también debió pensar que la varita mágica de una sílfide le había tocado la nariz y la había convertido en princesa exenta de las leyes terrenales. La brusca realidad siempre viene a por nosotros como un demonio imperturbable, y acabamos asumiendo, en silencio, que el malo no es el demonio que nos busca. Pero no pasa nada, habrá muchos otros martes y pasarán cosas parecidas.

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