El poder militar es tan sólido que ya no caben las guerras
del pasado. Francia aprendió la lección por las veces que fue invadida. Y así
el enemigo de Occidente entra por las grietas del orden establecido igual como
las ratas entran en las casas que tienen grietas. Esta guerra que nos declaran
los yihadistas no se puede ganar porque hay personas que viven aprisionadas en
el lodo “como si la garra del diablo los sostuviera desde las profundidades”,
(escribió Saramago). Estas personas se emboban al convencerse de que después de
haber asesinado a enemigos de su dios y de haberse inmolado encontrarán un
oasis celestial con bellísimas huríes, dátiles y aguas cristalinas. Se trata de
una perspectiva más apetitosa que la de continuar con el tedioso ritmo del día
a día terrestre. Según la Hégira los musulmanes viven en su año 1392, o sea: la
Edad Media de Occidente, y ellos no tienen un Fray Tomás de Torquemada, tienen
muchos; están dotados de armas cibernéticas y los hay por todas partes. Por eso
el pánico continuará en Francia, en España y en muchos otros países laicos. Los
yihadistas continuarán cometiendo atentados y nosotros despreciaremos
injustamente a la buena gente que vive en Europa y que practica esta religión.
No deberíamos hacer burlas contra su dios y ellos no deberían cometer
atentados. En fin… Voltaire escribió que el
mundo fue creado para hacernos rabiar, y yo creo que estaba en lo
cierto.
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