En el
suplemento “Mercados” de El Mundo se dice que el rescate de las cajas ya cuesta
más de diez mil millones. Será legítimo que los gobernantes tengan poder para
hacer eso, pero no creo que los ciudadanos estén encantados con la noticia.
Umbral decía: “… y los bancos continúan con su conducta reptil…”. La conducta
reptil del individuo que lleva la soberbia en la solapa, mientras su media
sonrisa muestra la arrogancia de quien se sabe dueño del manantial en el
desierto. El nombre de “Banco” viene de la Edad Media, cuando la casa del orfebre
guardaba el dinero y las cosas de valor a la gente. Allí se instaló un banco de
madera y comenzaron las transacciones bancarias. Por eso, el nombre de “Banca
rota” procede también de aquellos tiempos, de cuando un banco se quedaba sin
dinero, entonces los afectados rompían a hachazos el banco de madera, quemaban
la casa y mataban al banquero. Durante siglos, a los banqueros se les
consideraba chusma, y ahora son los amos del mundo; pero, a pesar de sus
lustrosas corbatas, no creo que se les deba quitar del todo su antiguo
calificativo. Los altísimos ejecutivos que dirigen los bancos, aunque lleguen a la bancarrota, no dejan de cobrar sus millonarios
pluses. En la banca una quiebra no es nada, la pagamos todos, incluso aquellos
a los que les han quitado su casa. No puedo dejar de referirme al que fue
tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jeferson, aunque ya lo he
mencionado en otro artículo, porque él tuvo una visión anticipada de lo que iba
a ocurrir y ocurrió. Era un erudito, decía que para obtener la felicidad había
que evitar el dolor, por lo que uno deduce que sabía perfectamente quien había
sido Epicuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario