domingo, 30 de mayo de 2010

THOMAS JEFFERSON


En el suplemento “Mercados” de El Mundo se dice que el rescate de las cajas ya cuesta más de diez mil millones. Será legítimo que los gobernantes tengan poder para hacer eso, pero no creo que los ciudadanos estén encantados con la noticia. Umbral decía: “… y los bancos continúan con su conducta reptil…”. La conducta reptil del individuo que lleva la soberbia en la solapa, mientras su media sonrisa muestra la arrogancia de quien se sabe dueño del manantial en el desierto. El nombre de “Banco” viene de la Edad Media, cuando la casa del orfebre guardaba el dinero y las cosas de valor a la gente. Allí se instaló un banco de madera y comenzaron las transacciones bancarias. Por eso, el nombre de “Banca rota” procede también de aquellos tiempos, de cuando un banco se quedaba sin dinero, entonces los afectados rompían a hachazos el banco de madera, quemaban la casa y mataban al banquero. Durante siglos, a los banqueros se les consideraba chusma, y ahora son los amos del mundo; pero, a pesar de sus lustrosas corbatas, no creo que se les deba quitar del todo su antiguo calificativo. Los altísimos ejecutivos que dirigen los bancos, aunque lleguen a la bancarrota, no dejan de cobrar sus millonarios pluses. En la banca una quiebra no es nada, la pagamos todos, incluso aquellos a los que les han quitado su casa. No puedo dejar de referirme al que fue tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jeferson, aunque ya lo he mencionado en otro artículo, porque él tuvo una visión anticipada de lo que iba a ocurrir y ocurrió. Era un erudito, decía que para obtener la felicidad había que evitar el dolor, por lo que uno deduce que sabía perfectamente quien había sido Epicuro.

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