Yo
no quiero llenar con sueños las burbujas vacías de mi alma. Y debería hacerlo,
pero en mi perspectiva la mariposa de los sueños es utópica y distante; y, sin
embargo, aparece huidiza cuando los pensamientos se adormecen, y enciende luces
y brilla y hace soñar. Ni siquiera al despertar han desaparecido sus estelas,
pero ya no está. Nadie me hará creer que si me adhiero a algún dogma telúrico
esa mariposa de los sueños, tal vez la de Neruda, se convertirá en mi hurí
alada y sonriente. En esa hurí que fuiste tú alguna vez, sin alas y con
los apetitos menguados por demonios invisibles, malvados y eficaces con la
guadaña que cercena el resplandor ingenuo del amor para arrojarlo a los cauces
prosaicos de lo cotidiano. Allí donde se retuercen los sentimientos entre las
víboras del egoísmo y los reproches. Por eso no quiero llenar con sueños las
burbujas vacías de mi alma.
1 comentario:
Me encanta cómo sueltas tus demonios. Enhorabuena, Pesimismo.
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