En el
suplemento “Mercados” de El Mundo se dice que el rescate de las cajas ya cuesta
más de diez mil millones. Será legítimo que los gobernantes tengan poder para
hacer eso, pero no creo que los ciudadanos estén encantados con la noticia.
Umbral decía: “… y los bancos continúan con su conducta reptil…”. La conducta
reptil del individuo que lleva la soberbia en la solapa, mientras su media
sonrisa muestra la arrogancia de quien se sabe dueño del manantial en el
desierto. El nombre de “Banco” viene de la Edad Media, cuando la casa del orfebre
guardaba el dinero y las cosas de valor a la gente. Allí se instaló un banco de
madera y comenzaron las transacciones bancarias. Por eso, el nombre de “Banca
rota” procede también de aquellos tiempos, de cuando un banco se quedaba sin
dinero, entonces los afectados rompían a hachazos el banco de madera, quemaban
la casa y mataban al banquero. Durante siglos, a los banqueros se les
consideraba chusma, y ahora son los amos del mundo; pero, a pesar de sus
lustrosas corbatas, no creo que se les deba quitar del todo su antiguo
calificativo. Los altísimos ejecutivos que dirigen los bancos, aunque lleguen a la bancarrota, no dejan de cobrar sus millonarios
pluses. En la banca una quiebra no es nada, la pagamos todos, incluso aquellos
a los que les han quitado su casa. No puedo dejar de referirme al que fue
tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jeferson, aunque ya lo he
mencionado en otro artículo, porque él tuvo una visión anticipada de lo que iba
a ocurrir y ocurrió. Era un erudito, decía que para obtener la felicidad había
que evitar el dolor, por lo que uno deduce que sabía perfectamente quien había
sido Epicuro.
domingo, 30 de mayo de 2010
lunes, 24 de mayo de 2010
NACIONALISMOS
Albert Einstein |
Fue Albert
Einstein quien dijo: El nacionalismo es una enfermedad infantil, es el
sarampión de la humanidad. Y yo me pregunto qué motivos tendría para decir eso
el hombre que, posiblemente, haya sido el más sabio entre los humanos. Tal vez
las barreras son malas, él lo vería así. Pero hay algo que cantaba Raimon: “…
quien pierde sus orígenes pierde identidad”. Será cierto que tenemos alguna atadura
con nuestros orígenes. Esta circunstancia genética es la que aprovechan los
políticos para incentivar los ánimos hacia actitudes que acentúen nuestra
identidad. No está mal. Lo malo es que esa reafirmación a veces nos conduce a
despreciar a los que no tienen nuestras costumbres ni hablan nuestro idioma. Y
precisamente ahí es donde se hacen ostensibles algunas de nuestras bajezas: no
mostramos desdén hacia los que tienen dinero, sólo hacia los pobres. Pero,
además, cerramos puertas con los idiomas y marginamos a los demás al tiempo que
nos marginamos a nosotros mismos. Los nacionalistas son gentes que se han
enrarecido tras sus insignias esperpénticas, una manera de llenar vacíos; pero
no tienen la culpa de nada. Los culpables son aquellos que actúan movidos por intenciones zurcidas en la
trastienda. Y así sabemos que lo de procurar el bien común es pura demagogia.
jueves, 20 de mayo de 2010
DEMONIOS EN LA NOCHE
Ese pederasta
británico cuya esposa, presuntamente, ha matado a sus hijos me hace pensar en
lo terrible que resulta la existencia de estos congéneres para un ser humano
sensible. Aunque es un alivio que salgan a la luz y que ya no ocurra lo que
sucedía en la Edad Media. En aquel entonces, para estos casos tenían una
estrategia sólida, reconocida y aceptada por todos. Alguien, interesadamente,
se había inventado una suerte de demonios, nocturnos y lujuriosos: íncubos y
súcubos; los primeros, demonios varón; y los segundos, demonios hembra. Estos
espíritus malignos eran los que cometían salaces atropellos contra niños, niñas
y núbiles. Y así los humanos quedaban exonerados. En aquellos tiempos sólo los
eclesiásticos y los ricos disponían de tiempo para las letras, aunque los ricos
tenían otros quehaceres. Por eso podemos atribuir casi toda la etimología y la
semántica a los curas. Sólo con estas premisas se puede explicar la riqueza y
diversidad del léxico católico. ¿Quién se inventaría a estos demonios? Yo no sé
dónde encontrar datos. Pasan los siglos, desaparecen los demonios y continúan
saliendo a la luz las truculentas miserias del ser humano; mientras, los
científicos estampan muchas creencias contra la pared. La ciencia responde cada
vez más preguntas que solía contestar la religión, dijo Hawking.
domingo, 16 de mayo de 2010
UN APUNTE ECONÓMICO
Ante el
tijeretazo económico, algunos ancianos dicen que la historia siempre se repite,
y se alarman; tienen malos recuerdos de su juventud. Los ingenieros dicen que
todo se puede hacer a una escala menor o mayor. Puede que todo esté
relacionado. Por ejemplo: muchos empresarios novatos, al principio de sus
negocios, compran un beemeuve y empiezan a frecuentar restaurantes caros. A los
pocos años se ven obligados a adoptar las medidas económicas que está
implantando ahora nuestro Gobierno: deben recortar gastos. Es normal, siempre
ha sido así. Es inevitable el efecto estupefaciente del dinero; pero al
Gobierno de un país no deberían pasarle estas cosas. Y, sin embargo, sí pasan
porque cometen actos más esperpénticos que los de muchos empresarios. Tienen
partidas de gasto más estrafalarias que el estudio de la vida onírica del oso
hormiguero, por ejemplo. Como es el destino de dinero público para levantar la
topografía del clítoris. ¿Por qué no se pasan las competencias de las
diputaciones a los gobiernos? Será para tener así más altos cargos. No somos
perfectos. Y, ahora, este pequeño restallido hace recortar cosas serias por
haber gastado en cosas no tan serias. Lo ocurrido no servirá para depurar
nuestra apariencia fingida ante los demás, seguiremos igual.
domingo, 9 de mayo de 2010
ORIANA FALACCI
Oriana Fallaci |
Fue Oriana Fallaci
quien dijo que la inteligencia embellece a las personas. Pero… ¿qué es la
inteligencia? Puede que se trate de una acumulación de conocimientos, añadidos
a la agudeza mental de los brillantes políticos, empresarios, etc. Pero hemos
votado, aplaudido y admirado a algunas personas que alcanzaron un puesto
relevante; y después, con resignación, nos tocó ser espectadores de su
miserable integridad. Un traje de Armani, un visón, una corbata de seda y una
caterva de periodistas, son cosas que a veces parecen resultar nocivas para la
inteligencia, parecen convertirse en abalorios y cáscaras. Ya se sabe que las
cáscaras, entre otras cosas, sirven para ocultar el verdadero color de las
cosas. Por eso, quiero imaginar la inteligencia a la que se refería la periodista
italiana como algo muy reconcentrado que llamamos empatía. No hacen falta
estudios universitarios ni triunfos políticos o profesionales para poseerla. El
hecho de que en los colegios no existan enseñanzas sobre la empatía y el
eclecticismo nos hace menos inteligentes, y, por consiguiente, menos
atractivos. Es por eso que todavía vive entre nosotros el antiguo maniqueísmo,
el que provoca ataques verbales entre representantes de la política de derechas
y la de izquierdas, como si cada uno de ellos estuviera en poder de la
sabiduría suprema.
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